Los motivos de este Blog

La situación política y social en Cuba a partir del 23 de febrero de 2010 marca un antes y un después.
Un gobierno no pueder dejar que un ciudadano muera por inanición y malos tratos en prisión.
La muerte de Orlando Zapata Tamayo ha dejado al régimen castrista sin justificación alguna para perpetuarse en el poder, ha roto el entramado de cambios en las relaciones internacionales (como la Posición Común) y muestra que los viejos revolucionarios van a morir matando.
Cualquier aportación para conseguir que Cuba no se convierta en un baño de sangre, será fundamental.
Yo apuesto por una transición pacífica a la democracia y la economía libre. A ello dedicaré estas reflexiones.

lunes, 1 de marzo de 2010

La construcción del futuro democrático en Cuba

Interesante artículo de José Azel en El Herald ayer domingo "La Cuba poscastrista tendrá que reconstruir su identidad nacional". En líneas generales, puedo estar de acuerdo con el autor. Asumiendo que el futuro para Cuba se basa en la democracia y las libertades, su afirmación "la democracia requiere un modelo de relación entre el estado y los ciudadanos que es radicalmente diferente del modelo de relación de un estado marxista-leninista y el pueblo. Como consecuencia el comunismo cubano no puede ser reformado para lograr una verdadera transición democrática, con resultados aceptables", merece una cierta reflexión.
Todos los procesos de transición que se han producido en Europa del Este desde el derrumbe del muro de Berlín se han consolidado, en mayor o menor medida, a partir de las estructuras políticas y sociales preexistentes, que se han ido adaptando a un nuevo escenario democrático.
Conviene recordar que en estos países, el sistema comunista había organizado las sociedades con un modelo institucional muy similar al cubano, en el que los elementos de ausencia de propiedad privada, dirigismo central de la economía, mecanismos de delación y pertenencia a partido único, configuraban sistemas de corte estalinista que guardan una estrecha relación con el castrismo.
La experiencia histórica de los últimos 20 años confirma que poco, o casi nada, sobrevive en estos países a aquella etapa denominada "guerra fría", y los modelos y experiencias de transición, aún cuando marcan notables diferencias de unos a otros, conducen a bases sociales y políticas que en nada recuerdan al pasado.
Esto quiere decir que la transición a la democracia desde el comunismo es posible. No hay nada que lo impida, cuando la voluntad social es avanzar y cambiar. Por ello, cualquier planteamiento revolucionario y de cambio estructural radical puede contribuir a crear en amplios sectores de la población temores, dudas e incertidumbre hacia los nuevos actores políticos del cambio.
Por supuesto que el diálogo resulta fundamental para poner en marcha las transformaciones democráticas, pero la puesta en marcha de instituciones de diálogo y participación social plural no ha sido tampoco una quimera en estos países. Y pienso que en Cuba tampoco lo será. Sorprende cómo en la república Checa, Hungría o Polonia, el acervo comunitario en materia de diálogo y concertación social ha sido de muy fácil aplicación y en un tiempo muy breve, lo que ha facilitado la llegada masiva de fondos estructurales para la recuperación y reorganización de sus economías.
La transición a la democracia en Cuba será posible en la medida que el escenario final a alcanzar resulte de una visión compartida y de un diálogo de base amplia, en el que nadie, absolutamente nadie, pueda ser excluido. Es cierto que en el momento actual no se puede pensar en la puesta en marcha de este proceso. Es evidente que los comunistas castristas lo instrumentarían y utilizarían a su antojo. Pero igualmente, la debilidad de las organizaciones de disidentes y opositores que luchan por la democracia y la libertad es otro obstáculo para la consolidación de este modelo.
Hay que enterrar las visiones negativas que se puedan tener de unos y otros. Incluso en momentos como el que vivimos actualmente, en el que un crimen de estado clama venganza y cinco presos políticos y disidentes se vuelven a poner en huelga de hambre contra un sistema opresivo. Es ahora cuando hay que empezar a soñar con ese futuro, y a pensar que el castrismo, con todo su aparato político, militar y policial, representa el pasado, y que su desaparición con la muerte física del dictador, será una realidad.

1 comentario:

  1. Muy interesantes comentarios, te agradeceria la molestia de enviarme el articulo de José Azel, mi e mail es hubermatos@gmail.com, gracias

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