Los motivos de este Blog

La situación política y social en Cuba a partir del 23 de febrero de 2010 marca un antes y un después.
Un gobierno no pueder dejar que un ciudadano muera por inanición y malos tratos en prisión.
La muerte de Orlando Zapata Tamayo ha dejado al régimen castrista sin justificación alguna para perpetuarse en el poder, ha roto el entramado de cambios en las relaciones internacionales (como la Posición Común) y muestra que los viejos revolucionarios van a morir matando.
Cualquier aportación para conseguir que Cuba no se convierta en un baño de sangre, será fundamental.
Yo apuesto por una transición pacífica a la democracia y la economía libre. A ello dedicaré estas reflexiones.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Gracias Rajoy, gracias Moragas, gracias de Luis

El presidente del PP, Mariano Rajoy se ha reunido hoy 24 de septiembre con los ex presos políticos cubanos llegados a España, y les ha comunicado textualmente “que hará todo lo posible para mejorar sus condiciones de acogida, respaldar la lucha democrática contra el régimen castrista y mantener la actual política de la UE con la isla”.
Y me consta que así será, porque Rajoy comparte con los cubanos el mismo deseo de libertad y democracia para la Isla, y forma parte de ese conjunto de la población española, cada vez más amplio, que observa al régimen castrista como una patraña del siglo pasado, cuya única solución es su desaparición a favor de un régimen democrático.
Esta reunión mantenida por el líder del PP, Mariano Rajoy en la sede nacional del PP en Madrid con más de una veintena de los disidentes cubanos deportados a España desde el pasado mes de julio cobra una importancia destacada, porque es el primer dirigente político español, excepto el ex presidente Aznar y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que se reúne con estos defensores de la libertad.
Conviene destacar que mientras Moratinos no ha tenido aún tiempo de acercarse a conocer la problemática de los ex presos liberados por las gestiones combinadas de la jerarquía de la Iglesia católica y el gobierno del que forma parte, y Zapatero parece estar más interesado en mirar para otro lado ante la acumulación de problemas de su partido y del país, el principal dirigente de la oposición en España con su jefe de Gabinete, Jorge Moragas, un gran defensor de la causa por la democracia en Cuba, y el diputado del PP, Teófilo de Luis, un español, cubano de nacimiento, cuya actividad parlamentaria está concentrada en denunciar las atrocidades del régimen, ha mostrado a los 25 ex presos su solidaridad, y se ha interesado por la forma de mejorar su acogida en España.
Ayuda que resulta fundamental, tanto en "el plano personal" para resolver los problemas de adaptación que ellos y sus familiares han encontrado desde su llegada a España, como en el ámbito profesional y de inserción socio laboral. En ese sentido, los disidentes le han expuesto algunos de los problemas, como la insuficiente ayuda económica que, a su juicio, reciben del Gobierno o las trabas burocráticas para escolarizar a sus hijos.
Asimismo, Rajoy ofrecido garantías de que su partido defenderá la continuidad de la actual política de la Unión Europea, la denominado Posición Común- hasta que haya reformas políticas en la isla, "no sólo gestos" como la liberación de presos de conciencia. La postura del PP en esta materia es contraria a la del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, quien ha declarado en varias ocasiones que la excarcelación de los 52 presos políticos comprometida por el régimen castrista es motivo para establecer un nuevo marco de relación con Cuba, y se ha emplazado ante sus homólogos europeos a promover el cambio de la Posición Común, una estrategia que aún no ha recibido una respuesta entusiasta por parte de los demócratas europeos.
Este encuentro con Rajoy de los ex presos políticos cubanos es importante porque se ha producido tan sólo una semana después de que algunos de los disidentes asistieran al Parlamento Europeo, invitados por el PP, para expresar su rechazo a que se revoque la posición común. En los últimos días, se ha sabido que existe la propuesta desde el PP europeo de otorgar el prestigioso premio Sajarov al disidente Fariñas que estuvo a punto de morir abandonado por el régimen castrista en medio de una huelga de hambre por la libertad de los presos políticos en Cuba.
Toda esta solidaridad del PP español y europeo contribuye a crear, con el esfuerzo de los ex presos políticos en España, que siguen una estrategia política admirable dentro de su escasa capacidad, un entorno propicio para que los ministros de exteriores de la Unión cuando debatan en su reunión del próximo 25 la Posición Común no modifiquen su voto a favor del castrismo.
El Gobierno cubano sigue utilizando la liberación de presos políticos como instrumento de negociación, y hasta la fecha han sido 35 los que han decidido abandonar la Isla y establecerse en España, entre los que se encuentran los últimos tres que han llegado hoy a Madrid. Mañana se espera la llegada de otro más, con lo que serán 36 los excarcelados desde el pasado mes de julio.
Las últimas noticias llegadas de la Isla vuelven a arrojar preocupación sobre el destino del grupo de 52 presos políticos, de los cuáles doce han rechazado venir a España, prefiriendo quedarse en Cuba en condiciones de una denominada licencia extra penal que no cabe en el ordenamiento jurídico de ningún país civilizado, pero que las autoridades del régimen castrista utilizan para mantener su presión y control sobre cualquier actividad democrática en la Isla.

La libertad individual y las guardias pioneriles del régimen castrista

El diario Granma se hace eco de una noticia que parece tener una notable relevancia para ocupar la portada de hoy. Resulta que, como se cumple el 50 aniversario de la creación de esos órganos de delación y de infamia de los que presume el comunismo castrista, los llamados Comités de defensa de la “revolución”, los pobres niños cubanos están obligados a realizar lo que llaman “tradicional guardia pioneril”. Increible, pero cierto.
Lo sorprendente es que el raulismo castrista, que parece embarcado en una estrategia diseñada para sustituir todas estas manifestaciones de entrega pueril a una causa en la que ya nadie, por fortuna cree, no haya dado el carpetazo definitivo a esas imposiciones a pobres criaturas, enfundadas en sus pañoletas y uniformadas como si se tratase de pequeños mercenarios, entrenados desde muy pqueños para sembrar el odio.
De mi infancia, no tengo peor recuerdo que el día que me obligaron a ser como el Ché. Fue una mañana en la escuela que, al terminar de cantar el himno nacional como todos los días, la directora nos hizo permanecer en el patio en formación ante la mirada atenta de nuestros maestros, y casi de forma inmediata aparecieron los de “verde olivo” con sus aramas y con las pañoletas, obligándonos a todos a ponerlas como símbolo de lo que a partir de entonces debíamos ser. En cierto modo, ahora que nos hacemos eco de los escándalos provocados por los manoseos y los tocamientos que sufren los niños por determinados representantes de la Iglesia, y con la misma repugnancia que producen estas noticias, me siento igualmente asqueado al recordar la obligación de la pañoleta y el uniforme en aquella Cuba de los años 60.
Es posible que muchos piensen que no tiene nada que ver un suceso con otro. No lo creo. Cualquier acto de intromisión en la vida de un niño, de sus circunstancias familiares y personales, el que sea y cómo sea, es una vejación física o psíquica. En aquella Cuba castrista y revolucionaria en la que después nos llevaron al campo para plantar maticas de café en un erial en el que el guajiro que vivía cerca nos decía que aquellas plantas iban a morir, como de hecho sucedió, las vejaciones eran continuas a todos los que no comulgaban con la ideología impuesta por el régimen totalitario. Fue un momento de transición de una forma de vida, pacífica, feliz, tranquila, a otra en la que día sí, día no, movilización si, movilización no, las dificultades y los sufrimientos iban en aumento.
Estos son mis recuerdos de aquella época y por eso quiero compartirlos, y contrastar que casi 50 años después continúa la misma estupidez de las “guardias pioneriles”. ¡Cuanto esfuerzo, energía y tesón perdidos en defensa de un sistema basado en el odio y el enfrentamiento entre cubanos, entre hermanos!. ¡Cuantas horas de vida perdidas en actividades que no suponen beneficio personal alguno, y lo que es peor, mucho menos beneficio colectivo!.
¿Que clase de desgracia ha caído sobre el pueblo cubano?. Por qué estos niños tienen que participar en una actividad impuesta por el gobierno de forma obligatoria, por mucha “pachanga” que les regalen con los juegos, la música, las rondas, las fogatas y demás pamplinas. ¿Qué es lo que busca ese gobierno sometiendo a los infantes a su voluntad desde tan tempranas edades?. ¿Es que acaso este no es el origen de la miseria moral del castrismo? ¿Acaso no sería mejor que esos niños cubanos pudieran estar en sus casas, compartiendo con su familia las mejores horas del día, o jugando con sus mejores amigos, con sus vecinos, con sus primos o con quién les de la gana, en vez de verse obligados por el gobierno a realizar una actividad que seguramente va en contra de su deseo?.
La libertad consiste en eso, en decidir desde pequeño, con los únicos límites impuestos por la autoridad siempre querida de los progenitores. Esa perversa y criminal invasión del estado y del sistema político en la unidad familiar, en la vida del niño desde su más temprana edad, no se registra en los Informes de Naciones Unidas de los que se vanagloria el comunismo castrista, pero tiene secuelas morales, éticas y psíquicas que quedan ahí, que no se superan y que suponen la entrada en un círculo vicioso del que resulta muy difícil escapar. Yo no podré a lo largo de mi vida agradecer a mis padres que tuvieran la capacidad y la decisión para sacarnos siendo niños de aquella locura, pero he conocido testimonios de muchos cubanos que coinciden con los míos, en los que se confirma esa influencia perversa del gobierno en el comportamiento infantil como una de las peores secuelas del régimen castrista sobre la población.
Esta es la experiencia vital de vivir en Cuba. La incapacidad para ser libre, para ejercer la autonomía personal, para ser uno mismo en el ámbito de las decisiones individuales. Desde las “guardias pioneriles”, hasta el último día en que malgasta su vida un cubano en el régimen castrista, la presencia y la exigencia del régimen de los Castro es permanente y continua, es una auténtica desgracia que, insisto, con 51 años ya es más que suficiente.
Granma se hace eco de las felicitaciones por el aniversario de los Comités de chivatos del barrio. Bueno, me parece bien. Ellos también son víctimas y victimarios de su propio destino infame. Hicieron, han y seguirán haciendo mucho daño, pero la reparación llegará.
Desde luego, de mi parte, no van a recibir ni una sola palabra más. No la merecen.

domingo, 12 de septiembre de 2010

La Unión Europea dice no a los Castro

Una de las noticias recientes que me ha producido una mayor satisfacción personal ha sido el anuncio de la Unión Europea el pasado sábado al dejar en el aire la revisión de la Posición Común con Cuba prevista para octubre.
Una decisión acertada que, después de haber sido aplazada dos veces, vuelve de nuevo a caerse de la agenda política de los 27 con el argumento de que el debate sobre la vigencia del documento que establece las relaciones con la el régimen castrista requiere un ``gran trabajo preparatorio''.
Quiénes están acostumbrados a desentrañar el significado de los mensajes de la Unión Europea, saben que ese “gran trabajo preparatorio” que está frenando la modificación de la Posición común con el castrismo significa que no hay alternativa mejor, o simplemente que el asunto es de poco interés para su inclusión en la agenda política.
Sin embargo, prefiero creer que las cosas cada vez están más claras y, desde la Unión Europea, se le envía al régimen comunista un mensaje firme y de alto contenido ético: no estamos por el chantaje ni el chalaneo. La Unión de naciones democráticas más relevante del mundo no va a aceptar el pulso de fuerza de los hermanos Castro, dispuestos a ir soltando presos a cuenta gotas para tratar de dar una imagen renovada a nivel internacional. El parón al proceso tiene mucho que ver con ese intercambio de presos por favores políticos, que tiene muy mala prensa en los distintos gobiernos de la Unión.
Al mismo tiempo, a la diplomacia española encabezada por el ministro Moratinos, se le da una lección sobre cómo hay que hacer las cosas con los dictadores vulgares. La Unión Europea sitúa así al régimen castrista al mismo nivel que otros sistemas políticos a los que se les ha dado un tratamiento similar, como la Suráfrica racista o las dictaduras del cono sur. Con la democracia, los derechos humanos y la ética, no se juega. Para la Unión Europea son valores que deben estar por encima de cualquier interés cortoplacista. Es posible que Moratinos haya comprendido la lección.
Desplazando la revisión de la Posición Común de la agenda de octubre, la Unión Europea traslada a un incierto futuro la pretensión de Moratinos, cada vez más sólo en su empeño de cambiar el statu quo europeo con el régimen castrista. Todo el esfuerzo realizado por el PSOE se viene abajo, incluida la visita de Leire Pajín y Elena Valenciano a La Habana, y cualquier tipo de promesa que se haya formulado en la mesa de negociación. La Unión Europea afirma tajantemente que la revisión de la Posición Común, si se produce, tendrá lugar cuando los ``ministros estén en condiciones para debatir'' y sobre Cuba ``siempre hay un gran trabajo preparatorio''.
Esto viene a confirmar que los rumores que se habían desatado en las últimas semanas sobre un eventual apoyo de la coordinadora europea de ONGs, a la revisión de la Posición Común, son solo eso, rumores. Por el contrario, considero que la acción diplomática desplegada en los últimos días por varios ex prisioneros cubanos en distintos países de la Unión Europea, como Suecia, Noruega, Alemania, República Checa, está dando sus frutos.
La presencia de estos cubanos valientes, con un mensaje de paz y reconciliación, de fuerte contenido democrático, y con la vista puesta en la situación precaria de los que aún se encuentran en las cárceles comunistas de la Isla, ha servido para mover la conciencia de un buen número de dirigentes de la Unión Europea que empiezan a tener dudas sobre la conveniencia de tender una mano a los Castro. Además, la recuperación de Fidel Castro como personaje de vanguardia mitinera en la Isla, y sus continuas declaraciones, vienen a confirmar que la aparición de un nuevo poder en el régimen, no sólo va a reforzar el contenido ideológico de lo que queda de la denominada “revolución”, sino que es posible que algunas de las cosas que se han estado haciendo, simplemente se abandonen.
En clave interna española, lo mejor de todo esto es que la diplomacia del gobierno de Zapatero ha recibido una bofetada de la Unión, con lo que eso puede significar de desconfianza, un aspecto ciertamente negativo en las relaciones internacionales. Conviene recordar que, a petición del gobierno español, la Unión ya postergó en junio la revisión anual de la Posición Común, accediendo a dar una oportunidad al diálogo emprendido entonces entre La Habana y la Iglesia católica y que desembocó en julio en un proceso de liberación de 52 presos políticos cubanos. La falta de unanimidad para derogar el documento vigente desde la época de los gobiernos de Aznar, fue la razón de ese aplazamiento. Sería lamentable que este nuevo escenario supusiera el cierre del proceso de liberación de presos políticos en la Isla y su posterior acogimiento en España, una solución humana para personas inocentes cuya única responsabilidad hacia el régimen castrista ha sido defender para Cuba un modelo político como el español.
Por eso, creo que Moratinos, artífice de la nueva estrategia debe mantener la presión sobre los Castro para que continúe el proceso de liberación por razones humanitarias, y que acepte la voluntad europea de no vincular ese proceso con cualquier cambio de la Posición Común por un acuerdo bilateral de cooperación mutua con el régimen castrista. La iniciativa volverá a tropezar con la posición de algunos países europeos como República Checa y Polonia, antiguas repúblicas comunistas, que se mostrarán reticentes.
Lo mejor de todo, es que Interrogada la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton sobre el estado de las conversaciones en el seno de la Unión, se limitó a destacar ``la necesidad de avanzar'' en el asunto, felicitando a Moratinos por ``su excelente trabajo'' apoyando el diálogo entre la Iglesia y La Habana, y nada más.

viernes, 10 de septiembre de 2010

La "victoria estratégica" de Fidel Castro y las lecturas aburridas

Nunca me ha gustado realizar vaticinios sobre algo, ni mucho menos predicciones relacionadas con cualquier acontecimiento. El futuro siempre nos depara sorpresas, porque es imprevisible. Lo que hoy puede parecer rosa, torna con el paso del tiempo en gris. Las sociedades cambian, los seres humanos aspiran siempre a mejorar sus condiciones de vida, luchan por la libertad, por llegar a cumplir sus sueños. Y todos esos factores hacen que el futuro sea cualquier cosa menos cierto.
Por eso no puedo menos que prestar atención a una noticia que hoy publica la edición internacional de Granma que me ha hecho reír. La noticia dice textualmente, “El libro "La victoria estratégica", del Comandante en Jefe Fidel Castro, ha acaparado la atención de los lectores que acuden en su busca a las librerías del país, donde el ejemplar ya se ha vendido al precio de 30 pesos”, y añade el título, “Un texto imprescindible para la formación de los cubanos”.
Es pretencioso pensar que este panfleto pueda llegar a convertirse en un libro de referencia para la historia de Cuba, como dicen en la noticia de Granma. Me inclino a pensar que dentro de unos años, cuando las cenizas del castrismo hayan sido borradas de la faz de la tierra, este libro aparecerá en los anaqueles empolvados de esas librerías de lance que existen en los centros históricos de las ciudades europeas. Posiblemente, aquí se encontrarán los escasos lectores de este manuscrito en busca de alguna referencia del "paraíso perdido de Cuba" en una narración obsoleta de las vivencias de un personaje que se ha querido convertir en referencia de un período de la historia de Cuba que podemos calificar de cualquier cosa, menos positivo.
¿Quién en su sano juicio, en una Cuba democrática y libre querrá refrescar la memoria con pasajes como los que se describen en este libro, que han sido tan distorsionados que ni siquiera los pocos que sobreviven a aquella etapa convulsa de la historia, se sienten identificados con lo que se cuenta en las historias. Un libro que vuelve a las tesis de siempre: el enfrentamiento entre los cubanos, el papel redentor de la revolución, la presencia malévola del imperio y la ingente labor del personaje llamado Fidel Castro.
Disiento del artículo de Granma, cuando señala que este libro es un “testimonio de la ética y el humanismo que siempre mantuvo la Revolución cubana”. La Revolución y su afán de instaurar por la fuerza en Cuba un sistema totalitario, en el que las libertades y el pluralismo democrático han sido prohibidos, es contraria a la razón humana, y hasta el propio Fidel Castro lo ha reconocido recientemente.
Para los más jóvenes, este libro se terminará convirtiendo en el típico cuento de las “batallitas de los abuelos”. Ya se sabe que los jóvenes cubanos no se sienten identificados con la ideología absurda de la gerontocracia que dirige la nación, y basta con contemplar los asistentes al discurso del paraninfo de la Universidad de La Habana el otro día para comprobar el escaso interés y entusiasmo de los jóvenes con las palabras de alguien que se refiere a hechos sucedidos hace más de 65 años.
Al final, lo que tienen los cubanos ahora para leer es un libro aburrido, mal escrito según los que entienden de estas cosas, que está alejado de la realidad y que contribuye más a la confusión sobre los acontecimientos descritos que a una verdadera referencia histórica. Hasta en eso Fidel Castro ha querido dejar su impronta, la idea perversa de que antes de la revolución Cuba era como una especie de muladar florentino, y que la revolución lo que hizo fue construir una nación desde cero. Grave mentira histórica que habrá que reparar en una de las primeras tareas a emprender por los gobiernos que recuperen las libertades, la democracia y el pluralismo en Cuba.
Yo no he leído este libro. Tampoco pienso hacerlo. Mi huelga de ojos caídos tiene mucho que ver con las dificultades que tienen los cubanos para acceder, por ejemplo, a la obra de Cabrera Infante, que me contaba en sus visitas a Valencia, como jurado de la Mostra, cómo sus libros en La Habana se cambiaban por latas de leche condensada, mostrando con ello el indudable valor de los mismos.
Yo no voy a leer, “La victoria estratégica” porque no me quiero aburrir, pero en la democracia y la libertad, usted amable lector es libre de hacer lo que quiera. Hágalo y disfrute. En Cuba, probablemente, lo tendría muy difícil. Se lo aseguro.

jueves, 9 de septiembre de 2010

El nuevo Fidel Castro ante el mundo

Visitando acuarios, atacando al máximo líder de Irán por antisemitismo, reconociendo responsabilidades personales directas en las atrocidades cometidas contra los homosexuales en Cuba, inventando guerras nucleares para una fecha determinada y ahora, por si no fuera suficiente, reconociendo el fracaso de la economía totalitaria estalinista diseñada por el mismo para sustentar su poder político, aparece un nuevo personaje mediático llamado Fidel Castro ante el Mundo, y los medios se entregan a la ardua tarea de difundir sus mensajes. ¿Es éste el fin de Fidel Castro, o es que estamos soñando?
¿Qué debe conocer este personaje, acostumbrado a inmolarse con ideas y pensamientos absurdos, para “tirar la toalla” de esta manera? ¿Es que ya no tiene capacidad para controlar los movimientos que, a buen seguro, se están produciendo dentro de su propio régimen político para descabezarlo? O es que ¿acaso piensa que el castrismo puede terminar de forma violenta a la Ceaucescu en Rumania, en medio de la crisis permanente a la que ha arrojado a la sociedad cubana, y se prepara para lo que ha de venir?
Me temo que algo de eso puede estar ocurriendo, o tal vez todo junto. Hace muchos años, cuando se comenzó a reflexionar sobre cómo podría ser el final de un régimen como el diseñado por Fidel Castro para Cuba, la idea más extendida insistía en la pérdida de confianza interna y externa sobre un modelo que sólo puede funcionar con la personalidad de un líder. Las dictaduras mueren con quién las crea, la sucesión de poder dinástica en el autoritarismo rara vez cuaja. Las sociedades evolucionan por muy estrechos que sean sus márgenes, y la sociedad cubana sin Fidel Castro durante casi un lustro, no entiende la continuidad dinástica de Raúl. A nivel externo, la confianza también disminuye y nadie quiere apostar por un incierto.
Lo que Fidel Castro está haciendo es tratar de recuperar y consolidar el poder omnímodo que perdió tras su alejamiento de la cúpula que dirige el país, y que se le escapa de las manos con la entrada en escena de nuevos actores políticos, por ejemplo, su hermano, la hija de su hermano, el cardenal, las Damas de Blanco, los grupos de la disidencia y oposición interna, los presos políticos.
Y en esa estrategia, posiblemente de diseño propio, reconoce todo lo que sea necesario para recuperar el poder, porque sabe mucho más. En sus datos puede figurar que a corto plazo, el país menos competitivo de América, según el reciente informe del World Economic Forum, Venezuela, quién le sostiene con el dinero del petróleo, no podrá seguir dándole apoyo por más tiempo, ante la acumulación de problemas económicos que afronta el país, y la previsible alternancia en las urnas. Esa es una grave preocupación para quién está acostumbrado a recibir financiación gratis del exterior para destinarla a actividades improductivas.
También es posible que sepa que los presos terroristas cubanos, detenidos y juzgados por tribunales democráticos y con una justicia democrática en Estados Unidos, la denominada Red Avispa, no van a salir de prisión, por mucha solidaridad marginal que pueda recabar en el mundo, y que cumplirán sus penas íntegras por la grave amenaza que provocaron a ciudadanos pacíficos en la Florida. Al menos, tuvieron una justicia democrática e independiente, lo que Fidel Castro niega en Cuba a los presos políticos, como los que fueron detenidos en la Primavera negra de 2003.
Y es también probable que sus preocupaciones giren en torno a las consecuencias que se puedan derivar de su responsabilidad en los ataques letales a Hermanos al Rescate, en las campañas bélicas antiimperialistas que organizó en los años 60 y 70, y todos esos episodios lamentables que, el paso del tiempo, llevará a su desclasificación y conocimiento público.
También su preocupación le puede venir por el temor a que la Unión Europea le considere un dictador al que no vale la pena atender ni tener en cuenta, por el daño que ha causado manteniendo y reforzando la temida Posición Común.
Por todo eso, Fidel Castro está preocupado. Y no es para menos. Ni los discursos a las 7 y media de la mañana en el paraninfo de la Universidad dirigidos a estudiantes soñolientos y aburridos que ni le entienden cuando habla, ni tampoco el apoyo residual y marginal de sectores de la izquierda trasnochada que aún le observan como un dirigente al que respetar, le va a servir de mucho. Su destrucción económica, moral y social de Cuba le va a suponer el pago de un alto precio. Tan alto, que ni la historia le va a querer absolver. Tal vez vea en vida la desaparición de su régimen. El sueño de varias generaciones de cubanos.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Las relaciones de España y la Unión Europea con el régimen castrista

Como no se ande con cuidado, la defensa a ultranza del régimen castrista en la Unión Europea puede ser un arma mortal para Zapatero.
Ya casi le cuesta la cabeza al ministro Moratinos, que tuvo que retirar de forma precipitada su propuesta de revisión de la Posición Común, cuando encontró que la mayoría de los países, encabezados por las antiguas naciones socialistas del Este de Europa, reforzadas por Alemania, Francia o Suecia, se oponían a mantener cualquier negociación con un régimen que había mostrado su absoluta falta de respeto a los derechos humanos el 23 de febrero, al morir en prisión, sin apenas ayuda, un demócrata defensor de los derechos humanos, Orlando Zapata Tamayo. El mismo régimen político que se apresta a negociar con presos para ganar tiempo y mejorar su crisis interna que amenaza, en cualquier momento, con explotar.
Tratar de convencer a la Unión Europea de las bondades del régimen castrista puede ser un arma de muerte política para Zapatero y su gobierno. Mucho más que la actual crisis económica y su correlato en términos de desempleo masivo, la dificultad para superar una negociación presupuestaria con insuficiente apoyo parlamentario, o los resultados en contra de las últimas encuestas de opinión política.
El tema de las relaciones del último régimen comunista dictatorial de Occidente con la Unión Europea es muy delicado. Lo es para España, y también para la Unión. Y el momento actual no es el mejor para su planteamiento político.
Con la Unión Europea, no se juega. Tal vez, el presidente de gobierno español debería solicitar el concurso y la colaboración de otro presidente de su mismo partido, Felipe González, que entendió muy bien lo que significaba para España entrar a formar parte en 1986 de la Europa de las libertades y la democracia. El destino de 27 democracias, comprometidas con la defensa de los derechos humanos y la libertad, va mucho más lejos que el apoyo coyuntural a intereses empresariales marginales y aventureros, o las veleidades políticas de un izquierdismo trasnochado que ya no existe en el mapa socio electoral español.
Ir a buscar votos a la Cuba de los Castro carece de sentido para un socialismo fuertemente cuestionado por amplios sectores de la sociedad española, indignados con la gestión de la crisis económica, determinadas leyes muy controvertidas, y la acumulación de una serie de problemas estratégicos y tácticos para España que no tienen fácil solución. La sensación de fin de ciclo político que se vive actualmente pasa por un momento difícil en la negociación presupuestaria de 2011, las elecciones de Cataluña y finalmente las autonómicas y locales de la primavera del próximo año.
Una serie de pruebas que van a dejar, qué duda cabe, muy tocado al gobierno de Zapatero, en los niveles de aprobación social más bajos de los últimos seis años, según las encuestas del gubernamental CIS. Tal vez por ello, un nuevo fracaso en el tema de Cuba, y sobre todo en la Unión Europea, puede llevar asociado un coste político muy elevado.
Por mucho que se esfuercen las autoridades de la Isla en mostrar su rostro más benigno, la recuperación de salud de Fidel Castro arroja un motivo de incertidumbre para canalizar de forma adecuada, la reactivación de las relaciones con la Unión Europea. No hace falta registrar mucho en las hemerotecas para comprobar que el viejo líder comunista en cualquier momento ataca y lanza duras acusaciones hacia los 27, sin temor alguno.
Liberar a 27 presos políticos, cuando todavía se mantiene en la cárcel al doble, y aumentar la represión interna, según fuentes próximas a las Damas de Blanco, no es un expediente suficiente para que los países de la Unión revisen su Posición Común con el castrismo. Y no deben hacerlo.
La estrategia concertada de la Unión, dirigida a exigir al régimen su evolución hacia las libertades, el pluralismo y la democracia, no sólo es acertada, sino que está dando sus frutos, y por ello, hay que perseverar. ¿Cómo, si no, la jerarquía de la Iglesia cubana entra en un escenario de negociación con las autoridades, del que siempre había sido excluida e incluso, reprimida? Las autoridades siguen sin dar pie a los grupos opositores y disidentes internos en la negociación, pero ellos se sienten animados por el apoyo de las democracias europeas, y continúan en su labor en defensa de las libertades. Lejos de esconderse o de renunciar a sus actividades, el apoyo internacional es fundamental para la democracia en Cuba. Sobre todo, cuando se les detiene, aumenta la represión y se les llega a criminalizar, como hizo Raúl Castro en su discurso ante la Asamblea Nacional hace unas semanas.
La única novedad en Cuba, que encontrarán los socialistas españoles en su afán de atraer al régimen hacia la negociación de un nuevo marco con la Unión Europea, es que ahora, en la Isla, aparecen por primera vez en 51 años dos poderes reales: uno el estratégico, y en cierto modo, enloquecido y alejado de la realidad, viene representado por Fidel Castro, cuyo rol internacional creciente le llevará a entrar de forma directa en el diálogo. Ya se verá. El otro poder, representado por la gestión y un perfil más bajo, lo tiene su hermano Raúl, el encargado de poner un poco de orden en la casa destruida del comunismo castrista. El cómo se organicen entre ellos, cómo repartirán sus parcelas de poder, y en qué medida esa nueva correlación sirva para algo, lo podremos observar en los próximos meses. El socialismo español, ante un interlocutor como éste, haría muy bien dejando las cosas como están. Entrar en ese gallinero, puede suponer un peligro cuyo coste, nadie podrá asumir.