Los motivos de este Blog

La situación política y social en Cuba a partir del 23 de febrero de 2010 marca un antes y un después.
Un gobierno no pueder dejar que un ciudadano muera por inanición y malos tratos en prisión.
La muerte de Orlando Zapata Tamayo ha dejado al régimen castrista sin justificación alguna para perpetuarse en el poder, ha roto el entramado de cambios en las relaciones internacionales (como la Posición Común) y muestra que los viejos revolucionarios van a morir matando.
Cualquier aportación para conseguir que Cuba no se convierta en un baño de sangre, será fundamental.
Yo apuesto por una transición pacífica a la democracia y la economía libre. A ello dedicaré estas reflexiones.

viernes, 29 de octubre de 2010

La promoción de la participación de la sociedad civil en Cuba

Creo que hay que dar la bienvenida a la nueva Fundación para el Cambio Participativo, una iniciativa impulsada por varios grupos de disidentes y opositores en Cuba, como Agenda para la Transición, el Consejo Nacional por los derechos civiles y el Partido Liberal de la República de Cuba, que pone de manifiesto, una vez más, la existencia, como nunca antes, de un pulso muy fuerte entre el gobierno comunista y las fuerzas de la sociedad civil, cuyo desenlace nadie puede prever.
Es cierto que para llegar a esta situación se han tenido que producir acontecimientos lamentables, como la muerte de Orlando Zapata en la cárcel castrista el pasado 23 de marzo. Pero la situación interna en Cuba no es la misma, eso es innegable, y el régimen ha visto como se pierde progresivamente el miedo hacia su poder, inmerso en la acumulación de anomalías derivadas del pésimo funcionamiento de la economía y la generalización de la corrupción a todos los niveles del aparato político estatal.
La sociedad civil en Cuba late con fuerza en este último tramo de 2010. Esta es una buena noticia. Junto a las Damas de Blanco, un ejemplo de ética y coraje que han sido capaces de sobreponerse a los actos de violencia y represión de una pandilla de agitadores de la seguridad del Estado, Guillermo Fariñas, premio Sajarov del Parlamento europeo, son los símbolos de una nueva fuerza social que va ganando posiciones en la Isla.
El objetivo de la nueva Fundación es encomiable, “promover más participación y diálogo de la sociedad civil independiente en asambleas y espacios oficiales”. No es una tarea fácil, y van a tener que emplearse a fondo en la consecución de este objetivo. En las últimas elecciones municipales celebradas hace unos meses, varios dirigentes de grupos opositores y disidentes intentaron sin éxito aprovechar los resquicios de la legislación castrista para obtener una representación en los procesos de nominación celebrados en las calles y barrios de las ciudades de Cuba, dentro de ese peculiar sistema de nombramiento de cargos ya electos, todo bajo el estricto control del único partido, el comunista.
La Fundación para el Cambio Participativo, a la que le deseo los mayores éxitos en el logro de sus objetivos, por el bien de todos los cubanos, se concibe como un proyecto inteligente, dirigido a promover “reajustes tácticos” en el funcionamiento de los grupos disidentes y opositores, después de que el gobierno castrista haya venido utilizando a la jerarquía de la iglesia católica como interlocutor en los procesos de excarcelación y destierro de presos políticos.
Su objetivo es también poder expresar abiertamente sus puntos de vista en relación con las reformas económicas emprendidas por Raúl Castro. La búsqueda de espacios de diálogo y negociación política entre régimen y oposición es algo de una importancia incuestionable.
No me cabe la menor duda que el castrismo, en este último tramo de su existencia, no va a ceder en sus posiciones de rechazo al diálogo con cualquier opción democrática plural. Su planteamiento ha sido siempre muy claro al respecto. Si el régimen dispone del mejor modelo de funcionamiento político, para qué cambiarlo. La cuestión es que, hasta ahora, no se había encontrado con un nivel de cuestión tan alto en la sociedad civil cubana, por lo que su preocupación va en aumento. El castrismo se ha adueñado, desde sus inicios en los años 60, de las calles de Cuba, de las asambleas de obreros y estudiantes, de la cultura, de cualquier canal activo de expresión de la sociedad civil cubana. La oposición y la disidencia, tan sólo disponía, en tales condiciones, de una opción, el exilio o la marginación.
Por eso, el objetivo de la nueva Fundación dirigido a “promover” y “convencer” a los grupos de la “sociedad civil independiente” para que retomen su “papel ciudadano”, interactúen con las autoridades y contribuyan con su opinión a los cambios en Cuba, me parece muy interesante, y dada la composición de los grupos que integran este proyecto, no me parece que haya que desconfiar de sus objetivos y fines. Esta organización puede hacer mucho en defensa de los cambios económicos que se están produciendo en Cuba. No me cabe la menor duda. La pérdida de empleo y la transición hacia nuevas ocupaciones y actividades va a generar en amplios sectores de la sociedad cubana una incertidumbre que debe encontrar cauces abiertos de expresión, que hagan efectivo el valor de la protesta, recoger información sobre lo que piensa la sociedad y propiciar su difusión.
Es por ello que doy mi apoyo a la Fundación, y desde aquí les ofrezco mi modesta contribución para divulgar en el exterior los resultados de sus estudios e informes, así como de la actividad que van a desempeñar en la Isla. En el proceso de transición a la democracia en Cuba, estamos en el momento de la política. Momentos como éste se vivieron en otras dictaduras, como la franquista, con la eclosión de organizaciones democristianas y tecnócratas que fueron trasladando una imagen de moderación y de cambio a las obsoletas estructuras falangistas hasta su definitiva desaparición. No se si el ejemplo puede servir para el caso de Cuba, salvando las distancias, pero la apuesta de la Fundación merece nuestra atención y estímulo.

miércoles, 27 de octubre de 2010

¿Ashton a la zaga de Moratinos?

Con su decisión de no responder al gobierno cubano por el tono despreciativo de las declaraciones del ministro de exteriores, Bruno Rodríguez, hacia la decisión de la UE de mantener la Posición Común, Catherine Ashton, la responsable de la diplomacia europea, se convierte en sucesora directa de Moratinos, un papel que, desde luego, no le recomendamos.
Moratinos fue capaz de aguantar lo inconfesable al régimen castrista, de soportar vejaciones, insultos, menosprecios. Nunca antes la imagen de España en Cuba había sido tan negativa, como consecuencia de esa política de relaciones con la dictadura comunista, consistente en aplicar el “buenismo” ante un sistema político que sólo entiende la “batalla” y el “enemigo” como lenguaje de permanencia. Moratinos se empeñó en modificar la Posición Común, tal vez por razones que nunca podamos comprender desde una defensa de la democracia y los derechos humanos en Cuba. Trató de defender los intereses económicos de las empresas españolas establecidas en la Isla, pero siempre eran las últimas en cobrar, mientras que la deuda con España se ha multiplicado por tres en estos últimos años. Moratinos despreciaba a la oposición interna en sus reuniones y visitas a Cuba, en un gesto de quedar bien con las autoridades, y al final, su conciencia le ha llevado a dar una solución humanitaria a los 39 presos liberados de las cárceles castristas que han sido desterrados a España. Al final, ni siquiera el cálculo de un posible trasvase de voto de la izquierda hacia el PSOE al apoyar al régimen de los Castro, ha funcionado bien. Las últimas encuestas otorgan a la coalición de izquierdas más del 6% en intención de voto, mientras el PSOE se desangra por su flanco izquierdo y de derecha. En suma, un balance muy negativo.
El problema es que, Ashton quiere seguir el mismo modelo, y en contra de lo que debería hacer, que es cerrar cualquier diálogo con los representantes de la dictadura comunista hasta que no se produzca una reacción diplomática de disculpa al deslenguado Rodríguez, encargado ahora de actuar como portavoz del régimen, entiende que lo que se debe hacer “sondeará posibles vías de acercamiento con La Habana”.
La reflexión que los 27 han iniciado para evaluar la eventual modificación de la Posición Común y su sustitución por un acuerdo bilateral, debería conducir a un nuevo modelo de relaciones con una dictadura que sigue manteniendo en prisión a personas cuyo único delito es pedir democracia, pluralismo político y respeto a los derechos humanos. La cara amable del moratinismo político en las relaciones con Cuba, no es la mejor estrategia con quien se niega a abrir espacios de diálogo, a hacer política democrática. En vez de atender las demandas de las democracias europeas, el régimen comunista de La Habana se va a Naciones Unidas a buscar una nueva condena de un embargo que, sólo tiene justificación por la incapacidad y la incompetencia de los gestores de la economía.
El castrismo ya ha dicho su última palabra, al señalar que “Europa sueña si pretende normalizar relaciones con Cuba sin modificar la Posición Común”. Esa actitud chulesca y chantajista, no exenta de violencia contenida más propia de quién se sabe fracasado y sin alternativas, es la misma que utilizaron los pilotos criminales que atentaron contra las pacíficas avionetas de Hermanos al Rescate en 1996 provocando la muerte de pilotos civiles cubanos residentes en Estados Unidos.
Hay más cosas que la mera reflexión que puede hacer la Unión Europea para promover la democracia y la libertad en Cuba. Por ejemplo, reivindicar la presencia de Fariñas en la entrega del Premio Sajarov, conseguir su salida de la Isla, y su regreso, en condiciones de normalidad absoluta. Ese derecho a entrar y salir de su propio país, no lo tienen muchos miles de ciudadanos cubanos, cuyo único delito es disentir de la ideología comunista. La Unión Europea puede aislar al régimen de La Habana. No es cierto que esa política beneficie al comunismo o perjudique al pueblo cubano. El aislamiento político, la supresión de cualquier programa de ayuda gratuita, debe ser el resultado de una decisión valiente que lleve al régimen, a la cúpula dirigente y a los sectores más abiertos a los cambios, a entrar en un proceso de reflexión conducente a una crisis en profundidad de un sistema en el que nadie cree. Esa es la estrategia más adecuada en este momento, y es la que proporciona el ministro de exteriores cubano con su “chantaje valentón” hacia la Unión Europea.
Ashton debe aprender de los fracasos de Moratinos cuanto antes. Por lo pronto, Trinidad Jiménez, mucho más pragmática y experimentada que su antecesor, ha jugado con inteligencia, apartándose de todo el proceso, y dejando todo el asunto en manos de la diplomacia exterior de la Unión. Es un momento magnífico para que Estados Unidos y la Unión Europea estrechen lazos para facilitar la transición a la democracia en Cuba y aislar a los Castro a un destino final que sitúe a su régimen en el plano de la realidad de lo que siempre ha sido: una vulgar dictadura que se basa en la opresión, la represión y la miseria.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Gracias Rajoy, gracias Moragas, gracias de Luis

El presidente del PP, Mariano Rajoy se ha reunido hoy 24 de septiembre con los ex presos políticos cubanos llegados a España, y les ha comunicado textualmente “que hará todo lo posible para mejorar sus condiciones de acogida, respaldar la lucha democrática contra el régimen castrista y mantener la actual política de la UE con la isla”.
Y me consta que así será, porque Rajoy comparte con los cubanos el mismo deseo de libertad y democracia para la Isla, y forma parte de ese conjunto de la población española, cada vez más amplio, que observa al régimen castrista como una patraña del siglo pasado, cuya única solución es su desaparición a favor de un régimen democrático.
Esta reunión mantenida por el líder del PP, Mariano Rajoy en la sede nacional del PP en Madrid con más de una veintena de los disidentes cubanos deportados a España desde el pasado mes de julio cobra una importancia destacada, porque es el primer dirigente político español, excepto el ex presidente Aznar y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que se reúne con estos defensores de la libertad.
Conviene destacar que mientras Moratinos no ha tenido aún tiempo de acercarse a conocer la problemática de los ex presos liberados por las gestiones combinadas de la jerarquía de la Iglesia católica y el gobierno del que forma parte, y Zapatero parece estar más interesado en mirar para otro lado ante la acumulación de problemas de su partido y del país, el principal dirigente de la oposición en España con su jefe de Gabinete, Jorge Moragas, un gran defensor de la causa por la democracia en Cuba, y el diputado del PP, Teófilo de Luis, un español, cubano de nacimiento, cuya actividad parlamentaria está concentrada en denunciar las atrocidades del régimen, ha mostrado a los 25 ex presos su solidaridad, y se ha interesado por la forma de mejorar su acogida en España.
Ayuda que resulta fundamental, tanto en "el plano personal" para resolver los problemas de adaptación que ellos y sus familiares han encontrado desde su llegada a España, como en el ámbito profesional y de inserción socio laboral. En ese sentido, los disidentes le han expuesto algunos de los problemas, como la insuficiente ayuda económica que, a su juicio, reciben del Gobierno o las trabas burocráticas para escolarizar a sus hijos.
Asimismo, Rajoy ofrecido garantías de que su partido defenderá la continuidad de la actual política de la Unión Europea, la denominado Posición Común- hasta que haya reformas políticas en la isla, "no sólo gestos" como la liberación de presos de conciencia. La postura del PP en esta materia es contraria a la del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, quien ha declarado en varias ocasiones que la excarcelación de los 52 presos políticos comprometida por el régimen castrista es motivo para establecer un nuevo marco de relación con Cuba, y se ha emplazado ante sus homólogos europeos a promover el cambio de la Posición Común, una estrategia que aún no ha recibido una respuesta entusiasta por parte de los demócratas europeos.
Este encuentro con Rajoy de los ex presos políticos cubanos es importante porque se ha producido tan sólo una semana después de que algunos de los disidentes asistieran al Parlamento Europeo, invitados por el PP, para expresar su rechazo a que se revoque la posición común. En los últimos días, se ha sabido que existe la propuesta desde el PP europeo de otorgar el prestigioso premio Sajarov al disidente Fariñas que estuvo a punto de morir abandonado por el régimen castrista en medio de una huelga de hambre por la libertad de los presos políticos en Cuba.
Toda esta solidaridad del PP español y europeo contribuye a crear, con el esfuerzo de los ex presos políticos en España, que siguen una estrategia política admirable dentro de su escasa capacidad, un entorno propicio para que los ministros de exteriores de la Unión cuando debatan en su reunión del próximo 25 la Posición Común no modifiquen su voto a favor del castrismo.
El Gobierno cubano sigue utilizando la liberación de presos políticos como instrumento de negociación, y hasta la fecha han sido 35 los que han decidido abandonar la Isla y establecerse en España, entre los que se encuentran los últimos tres que han llegado hoy a Madrid. Mañana se espera la llegada de otro más, con lo que serán 36 los excarcelados desde el pasado mes de julio.
Las últimas noticias llegadas de la Isla vuelven a arrojar preocupación sobre el destino del grupo de 52 presos políticos, de los cuáles doce han rechazado venir a España, prefiriendo quedarse en Cuba en condiciones de una denominada licencia extra penal que no cabe en el ordenamiento jurídico de ningún país civilizado, pero que las autoridades del régimen castrista utilizan para mantener su presión y control sobre cualquier actividad democrática en la Isla.

La libertad individual y las guardias pioneriles del régimen castrista

El diario Granma se hace eco de una noticia que parece tener una notable relevancia para ocupar la portada de hoy. Resulta que, como se cumple el 50 aniversario de la creación de esos órganos de delación y de infamia de los que presume el comunismo castrista, los llamados Comités de defensa de la “revolución”, los pobres niños cubanos están obligados a realizar lo que llaman “tradicional guardia pioneril”. Increible, pero cierto.
Lo sorprendente es que el raulismo castrista, que parece embarcado en una estrategia diseñada para sustituir todas estas manifestaciones de entrega pueril a una causa en la que ya nadie, por fortuna cree, no haya dado el carpetazo definitivo a esas imposiciones a pobres criaturas, enfundadas en sus pañoletas y uniformadas como si se tratase de pequeños mercenarios, entrenados desde muy pqueños para sembrar el odio.
De mi infancia, no tengo peor recuerdo que el día que me obligaron a ser como el Ché. Fue una mañana en la escuela que, al terminar de cantar el himno nacional como todos los días, la directora nos hizo permanecer en el patio en formación ante la mirada atenta de nuestros maestros, y casi de forma inmediata aparecieron los de “verde olivo” con sus aramas y con las pañoletas, obligándonos a todos a ponerlas como símbolo de lo que a partir de entonces debíamos ser. En cierto modo, ahora que nos hacemos eco de los escándalos provocados por los manoseos y los tocamientos que sufren los niños por determinados representantes de la Iglesia, y con la misma repugnancia que producen estas noticias, me siento igualmente asqueado al recordar la obligación de la pañoleta y el uniforme en aquella Cuba de los años 60.
Es posible que muchos piensen que no tiene nada que ver un suceso con otro. No lo creo. Cualquier acto de intromisión en la vida de un niño, de sus circunstancias familiares y personales, el que sea y cómo sea, es una vejación física o psíquica. En aquella Cuba castrista y revolucionaria en la que después nos llevaron al campo para plantar maticas de café en un erial en el que el guajiro que vivía cerca nos decía que aquellas plantas iban a morir, como de hecho sucedió, las vejaciones eran continuas a todos los que no comulgaban con la ideología impuesta por el régimen totalitario. Fue un momento de transición de una forma de vida, pacífica, feliz, tranquila, a otra en la que día sí, día no, movilización si, movilización no, las dificultades y los sufrimientos iban en aumento.
Estos son mis recuerdos de aquella época y por eso quiero compartirlos, y contrastar que casi 50 años después continúa la misma estupidez de las “guardias pioneriles”. ¡Cuanto esfuerzo, energía y tesón perdidos en defensa de un sistema basado en el odio y el enfrentamiento entre cubanos, entre hermanos!. ¡Cuantas horas de vida perdidas en actividades que no suponen beneficio personal alguno, y lo que es peor, mucho menos beneficio colectivo!.
¿Que clase de desgracia ha caído sobre el pueblo cubano?. Por qué estos niños tienen que participar en una actividad impuesta por el gobierno de forma obligatoria, por mucha “pachanga” que les regalen con los juegos, la música, las rondas, las fogatas y demás pamplinas. ¿Qué es lo que busca ese gobierno sometiendo a los infantes a su voluntad desde tan tempranas edades?. ¿Es que acaso este no es el origen de la miseria moral del castrismo? ¿Acaso no sería mejor que esos niños cubanos pudieran estar en sus casas, compartiendo con su familia las mejores horas del día, o jugando con sus mejores amigos, con sus vecinos, con sus primos o con quién les de la gana, en vez de verse obligados por el gobierno a realizar una actividad que seguramente va en contra de su deseo?.
La libertad consiste en eso, en decidir desde pequeño, con los únicos límites impuestos por la autoridad siempre querida de los progenitores. Esa perversa y criminal invasión del estado y del sistema político en la unidad familiar, en la vida del niño desde su más temprana edad, no se registra en los Informes de Naciones Unidas de los que se vanagloria el comunismo castrista, pero tiene secuelas morales, éticas y psíquicas que quedan ahí, que no se superan y que suponen la entrada en un círculo vicioso del que resulta muy difícil escapar. Yo no podré a lo largo de mi vida agradecer a mis padres que tuvieran la capacidad y la decisión para sacarnos siendo niños de aquella locura, pero he conocido testimonios de muchos cubanos que coinciden con los míos, en los que se confirma esa influencia perversa del gobierno en el comportamiento infantil como una de las peores secuelas del régimen castrista sobre la población.
Esta es la experiencia vital de vivir en Cuba. La incapacidad para ser libre, para ejercer la autonomía personal, para ser uno mismo en el ámbito de las decisiones individuales. Desde las “guardias pioneriles”, hasta el último día en que malgasta su vida un cubano en el régimen castrista, la presencia y la exigencia del régimen de los Castro es permanente y continua, es una auténtica desgracia que, insisto, con 51 años ya es más que suficiente.
Granma se hace eco de las felicitaciones por el aniversario de los Comités de chivatos del barrio. Bueno, me parece bien. Ellos también son víctimas y victimarios de su propio destino infame. Hicieron, han y seguirán haciendo mucho daño, pero la reparación llegará.
Desde luego, de mi parte, no van a recibir ni una sola palabra más. No la merecen.

domingo, 12 de septiembre de 2010

La Unión Europea dice no a los Castro

Una de las noticias recientes que me ha producido una mayor satisfacción personal ha sido el anuncio de la Unión Europea el pasado sábado al dejar en el aire la revisión de la Posición Común con Cuba prevista para octubre.
Una decisión acertada que, después de haber sido aplazada dos veces, vuelve de nuevo a caerse de la agenda política de los 27 con el argumento de que el debate sobre la vigencia del documento que establece las relaciones con la el régimen castrista requiere un ``gran trabajo preparatorio''.
Quiénes están acostumbrados a desentrañar el significado de los mensajes de la Unión Europea, saben que ese “gran trabajo preparatorio” que está frenando la modificación de la Posición común con el castrismo significa que no hay alternativa mejor, o simplemente que el asunto es de poco interés para su inclusión en la agenda política.
Sin embargo, prefiero creer que las cosas cada vez están más claras y, desde la Unión Europea, se le envía al régimen comunista un mensaje firme y de alto contenido ético: no estamos por el chantaje ni el chalaneo. La Unión de naciones democráticas más relevante del mundo no va a aceptar el pulso de fuerza de los hermanos Castro, dispuestos a ir soltando presos a cuenta gotas para tratar de dar una imagen renovada a nivel internacional. El parón al proceso tiene mucho que ver con ese intercambio de presos por favores políticos, que tiene muy mala prensa en los distintos gobiernos de la Unión.
Al mismo tiempo, a la diplomacia española encabezada por el ministro Moratinos, se le da una lección sobre cómo hay que hacer las cosas con los dictadores vulgares. La Unión Europea sitúa así al régimen castrista al mismo nivel que otros sistemas políticos a los que se les ha dado un tratamiento similar, como la Suráfrica racista o las dictaduras del cono sur. Con la democracia, los derechos humanos y la ética, no se juega. Para la Unión Europea son valores que deben estar por encima de cualquier interés cortoplacista. Es posible que Moratinos haya comprendido la lección.
Desplazando la revisión de la Posición Común de la agenda de octubre, la Unión Europea traslada a un incierto futuro la pretensión de Moratinos, cada vez más sólo en su empeño de cambiar el statu quo europeo con el régimen castrista. Todo el esfuerzo realizado por el PSOE se viene abajo, incluida la visita de Leire Pajín y Elena Valenciano a La Habana, y cualquier tipo de promesa que se haya formulado en la mesa de negociación. La Unión Europea afirma tajantemente que la revisión de la Posición Común, si se produce, tendrá lugar cuando los ``ministros estén en condiciones para debatir'' y sobre Cuba ``siempre hay un gran trabajo preparatorio''.
Esto viene a confirmar que los rumores que se habían desatado en las últimas semanas sobre un eventual apoyo de la coordinadora europea de ONGs, a la revisión de la Posición Común, son solo eso, rumores. Por el contrario, considero que la acción diplomática desplegada en los últimos días por varios ex prisioneros cubanos en distintos países de la Unión Europea, como Suecia, Noruega, Alemania, República Checa, está dando sus frutos.
La presencia de estos cubanos valientes, con un mensaje de paz y reconciliación, de fuerte contenido democrático, y con la vista puesta en la situación precaria de los que aún se encuentran en las cárceles comunistas de la Isla, ha servido para mover la conciencia de un buen número de dirigentes de la Unión Europea que empiezan a tener dudas sobre la conveniencia de tender una mano a los Castro. Además, la recuperación de Fidel Castro como personaje de vanguardia mitinera en la Isla, y sus continuas declaraciones, vienen a confirmar que la aparición de un nuevo poder en el régimen, no sólo va a reforzar el contenido ideológico de lo que queda de la denominada “revolución”, sino que es posible que algunas de las cosas que se han estado haciendo, simplemente se abandonen.
En clave interna española, lo mejor de todo esto es que la diplomacia del gobierno de Zapatero ha recibido una bofetada de la Unión, con lo que eso puede significar de desconfianza, un aspecto ciertamente negativo en las relaciones internacionales. Conviene recordar que, a petición del gobierno español, la Unión ya postergó en junio la revisión anual de la Posición Común, accediendo a dar una oportunidad al diálogo emprendido entonces entre La Habana y la Iglesia católica y que desembocó en julio en un proceso de liberación de 52 presos políticos cubanos. La falta de unanimidad para derogar el documento vigente desde la época de los gobiernos de Aznar, fue la razón de ese aplazamiento. Sería lamentable que este nuevo escenario supusiera el cierre del proceso de liberación de presos políticos en la Isla y su posterior acogimiento en España, una solución humana para personas inocentes cuya única responsabilidad hacia el régimen castrista ha sido defender para Cuba un modelo político como el español.
Por eso, creo que Moratinos, artífice de la nueva estrategia debe mantener la presión sobre los Castro para que continúe el proceso de liberación por razones humanitarias, y que acepte la voluntad europea de no vincular ese proceso con cualquier cambio de la Posición Común por un acuerdo bilateral de cooperación mutua con el régimen castrista. La iniciativa volverá a tropezar con la posición de algunos países europeos como República Checa y Polonia, antiguas repúblicas comunistas, que se mostrarán reticentes.
Lo mejor de todo, es que Interrogada la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton sobre el estado de las conversaciones en el seno de la Unión, se limitó a destacar ``la necesidad de avanzar'' en el asunto, felicitando a Moratinos por ``su excelente trabajo'' apoyando el diálogo entre la Iglesia y La Habana, y nada más.

viernes, 10 de septiembre de 2010

La "victoria estratégica" de Fidel Castro y las lecturas aburridas

Nunca me ha gustado realizar vaticinios sobre algo, ni mucho menos predicciones relacionadas con cualquier acontecimiento. El futuro siempre nos depara sorpresas, porque es imprevisible. Lo que hoy puede parecer rosa, torna con el paso del tiempo en gris. Las sociedades cambian, los seres humanos aspiran siempre a mejorar sus condiciones de vida, luchan por la libertad, por llegar a cumplir sus sueños. Y todos esos factores hacen que el futuro sea cualquier cosa menos cierto.
Por eso no puedo menos que prestar atención a una noticia que hoy publica la edición internacional de Granma que me ha hecho reír. La noticia dice textualmente, “El libro "La victoria estratégica", del Comandante en Jefe Fidel Castro, ha acaparado la atención de los lectores que acuden en su busca a las librerías del país, donde el ejemplar ya se ha vendido al precio de 30 pesos”, y añade el título, “Un texto imprescindible para la formación de los cubanos”.
Es pretencioso pensar que este panfleto pueda llegar a convertirse en un libro de referencia para la historia de Cuba, como dicen en la noticia de Granma. Me inclino a pensar que dentro de unos años, cuando las cenizas del castrismo hayan sido borradas de la faz de la tierra, este libro aparecerá en los anaqueles empolvados de esas librerías de lance que existen en los centros históricos de las ciudades europeas. Posiblemente, aquí se encontrarán los escasos lectores de este manuscrito en busca de alguna referencia del "paraíso perdido de Cuba" en una narración obsoleta de las vivencias de un personaje que se ha querido convertir en referencia de un período de la historia de Cuba que podemos calificar de cualquier cosa, menos positivo.
¿Quién en su sano juicio, en una Cuba democrática y libre querrá refrescar la memoria con pasajes como los que se describen en este libro, que han sido tan distorsionados que ni siquiera los pocos que sobreviven a aquella etapa convulsa de la historia, se sienten identificados con lo que se cuenta en las historias. Un libro que vuelve a las tesis de siempre: el enfrentamiento entre los cubanos, el papel redentor de la revolución, la presencia malévola del imperio y la ingente labor del personaje llamado Fidel Castro.
Disiento del artículo de Granma, cuando señala que este libro es un “testimonio de la ética y el humanismo que siempre mantuvo la Revolución cubana”. La Revolución y su afán de instaurar por la fuerza en Cuba un sistema totalitario, en el que las libertades y el pluralismo democrático han sido prohibidos, es contraria a la razón humana, y hasta el propio Fidel Castro lo ha reconocido recientemente.
Para los más jóvenes, este libro se terminará convirtiendo en el típico cuento de las “batallitas de los abuelos”. Ya se sabe que los jóvenes cubanos no se sienten identificados con la ideología absurda de la gerontocracia que dirige la nación, y basta con contemplar los asistentes al discurso del paraninfo de la Universidad de La Habana el otro día para comprobar el escaso interés y entusiasmo de los jóvenes con las palabras de alguien que se refiere a hechos sucedidos hace más de 65 años.
Al final, lo que tienen los cubanos ahora para leer es un libro aburrido, mal escrito según los que entienden de estas cosas, que está alejado de la realidad y que contribuye más a la confusión sobre los acontecimientos descritos que a una verdadera referencia histórica. Hasta en eso Fidel Castro ha querido dejar su impronta, la idea perversa de que antes de la revolución Cuba era como una especie de muladar florentino, y que la revolución lo que hizo fue construir una nación desde cero. Grave mentira histórica que habrá que reparar en una de las primeras tareas a emprender por los gobiernos que recuperen las libertades, la democracia y el pluralismo en Cuba.
Yo no he leído este libro. Tampoco pienso hacerlo. Mi huelga de ojos caídos tiene mucho que ver con las dificultades que tienen los cubanos para acceder, por ejemplo, a la obra de Cabrera Infante, que me contaba en sus visitas a Valencia, como jurado de la Mostra, cómo sus libros en La Habana se cambiaban por latas de leche condensada, mostrando con ello el indudable valor de los mismos.
Yo no voy a leer, “La victoria estratégica” porque no me quiero aburrir, pero en la democracia y la libertad, usted amable lector es libre de hacer lo que quiera. Hágalo y disfrute. En Cuba, probablemente, lo tendría muy difícil. Se lo aseguro.

jueves, 9 de septiembre de 2010

El nuevo Fidel Castro ante el mundo

Visitando acuarios, atacando al máximo líder de Irán por antisemitismo, reconociendo responsabilidades personales directas en las atrocidades cometidas contra los homosexuales en Cuba, inventando guerras nucleares para una fecha determinada y ahora, por si no fuera suficiente, reconociendo el fracaso de la economía totalitaria estalinista diseñada por el mismo para sustentar su poder político, aparece un nuevo personaje mediático llamado Fidel Castro ante el Mundo, y los medios se entregan a la ardua tarea de difundir sus mensajes. ¿Es éste el fin de Fidel Castro, o es que estamos soñando?
¿Qué debe conocer este personaje, acostumbrado a inmolarse con ideas y pensamientos absurdos, para “tirar la toalla” de esta manera? ¿Es que ya no tiene capacidad para controlar los movimientos que, a buen seguro, se están produciendo dentro de su propio régimen político para descabezarlo? O es que ¿acaso piensa que el castrismo puede terminar de forma violenta a la Ceaucescu en Rumania, en medio de la crisis permanente a la que ha arrojado a la sociedad cubana, y se prepara para lo que ha de venir?
Me temo que algo de eso puede estar ocurriendo, o tal vez todo junto. Hace muchos años, cuando se comenzó a reflexionar sobre cómo podría ser el final de un régimen como el diseñado por Fidel Castro para Cuba, la idea más extendida insistía en la pérdida de confianza interna y externa sobre un modelo que sólo puede funcionar con la personalidad de un líder. Las dictaduras mueren con quién las crea, la sucesión de poder dinástica en el autoritarismo rara vez cuaja. Las sociedades evolucionan por muy estrechos que sean sus márgenes, y la sociedad cubana sin Fidel Castro durante casi un lustro, no entiende la continuidad dinástica de Raúl. A nivel externo, la confianza también disminuye y nadie quiere apostar por un incierto.
Lo que Fidel Castro está haciendo es tratar de recuperar y consolidar el poder omnímodo que perdió tras su alejamiento de la cúpula que dirige el país, y que se le escapa de las manos con la entrada en escena de nuevos actores políticos, por ejemplo, su hermano, la hija de su hermano, el cardenal, las Damas de Blanco, los grupos de la disidencia y oposición interna, los presos políticos.
Y en esa estrategia, posiblemente de diseño propio, reconoce todo lo que sea necesario para recuperar el poder, porque sabe mucho más. En sus datos puede figurar que a corto plazo, el país menos competitivo de América, según el reciente informe del World Economic Forum, Venezuela, quién le sostiene con el dinero del petróleo, no podrá seguir dándole apoyo por más tiempo, ante la acumulación de problemas económicos que afronta el país, y la previsible alternancia en las urnas. Esa es una grave preocupación para quién está acostumbrado a recibir financiación gratis del exterior para destinarla a actividades improductivas.
También es posible que sepa que los presos terroristas cubanos, detenidos y juzgados por tribunales democráticos y con una justicia democrática en Estados Unidos, la denominada Red Avispa, no van a salir de prisión, por mucha solidaridad marginal que pueda recabar en el mundo, y que cumplirán sus penas íntegras por la grave amenaza que provocaron a ciudadanos pacíficos en la Florida. Al menos, tuvieron una justicia democrática e independiente, lo que Fidel Castro niega en Cuba a los presos políticos, como los que fueron detenidos en la Primavera negra de 2003.
Y es también probable que sus preocupaciones giren en torno a las consecuencias que se puedan derivar de su responsabilidad en los ataques letales a Hermanos al Rescate, en las campañas bélicas antiimperialistas que organizó en los años 60 y 70, y todos esos episodios lamentables que, el paso del tiempo, llevará a su desclasificación y conocimiento público.
También su preocupación le puede venir por el temor a que la Unión Europea le considere un dictador al que no vale la pena atender ni tener en cuenta, por el daño que ha causado manteniendo y reforzando la temida Posición Común.
Por todo eso, Fidel Castro está preocupado. Y no es para menos. Ni los discursos a las 7 y media de la mañana en el paraninfo de la Universidad dirigidos a estudiantes soñolientos y aburridos que ni le entienden cuando habla, ni tampoco el apoyo residual y marginal de sectores de la izquierda trasnochada que aún le observan como un dirigente al que respetar, le va a servir de mucho. Su destrucción económica, moral y social de Cuba le va a suponer el pago de un alto precio. Tan alto, que ni la historia le va a querer absolver. Tal vez vea en vida la desaparición de su régimen. El sueño de varias generaciones de cubanos.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Las relaciones de España y la Unión Europea con el régimen castrista

Como no se ande con cuidado, la defensa a ultranza del régimen castrista en la Unión Europea puede ser un arma mortal para Zapatero.
Ya casi le cuesta la cabeza al ministro Moratinos, que tuvo que retirar de forma precipitada su propuesta de revisión de la Posición Común, cuando encontró que la mayoría de los países, encabezados por las antiguas naciones socialistas del Este de Europa, reforzadas por Alemania, Francia o Suecia, se oponían a mantener cualquier negociación con un régimen que había mostrado su absoluta falta de respeto a los derechos humanos el 23 de febrero, al morir en prisión, sin apenas ayuda, un demócrata defensor de los derechos humanos, Orlando Zapata Tamayo. El mismo régimen político que se apresta a negociar con presos para ganar tiempo y mejorar su crisis interna que amenaza, en cualquier momento, con explotar.
Tratar de convencer a la Unión Europea de las bondades del régimen castrista puede ser un arma de muerte política para Zapatero y su gobierno. Mucho más que la actual crisis económica y su correlato en términos de desempleo masivo, la dificultad para superar una negociación presupuestaria con insuficiente apoyo parlamentario, o los resultados en contra de las últimas encuestas de opinión política.
El tema de las relaciones del último régimen comunista dictatorial de Occidente con la Unión Europea es muy delicado. Lo es para España, y también para la Unión. Y el momento actual no es el mejor para su planteamiento político.
Con la Unión Europea, no se juega. Tal vez, el presidente de gobierno español debería solicitar el concurso y la colaboración de otro presidente de su mismo partido, Felipe González, que entendió muy bien lo que significaba para España entrar a formar parte en 1986 de la Europa de las libertades y la democracia. El destino de 27 democracias, comprometidas con la defensa de los derechos humanos y la libertad, va mucho más lejos que el apoyo coyuntural a intereses empresariales marginales y aventureros, o las veleidades políticas de un izquierdismo trasnochado que ya no existe en el mapa socio electoral español.
Ir a buscar votos a la Cuba de los Castro carece de sentido para un socialismo fuertemente cuestionado por amplios sectores de la sociedad española, indignados con la gestión de la crisis económica, determinadas leyes muy controvertidas, y la acumulación de una serie de problemas estratégicos y tácticos para España que no tienen fácil solución. La sensación de fin de ciclo político que se vive actualmente pasa por un momento difícil en la negociación presupuestaria de 2011, las elecciones de Cataluña y finalmente las autonómicas y locales de la primavera del próximo año.
Una serie de pruebas que van a dejar, qué duda cabe, muy tocado al gobierno de Zapatero, en los niveles de aprobación social más bajos de los últimos seis años, según las encuestas del gubernamental CIS. Tal vez por ello, un nuevo fracaso en el tema de Cuba, y sobre todo en la Unión Europea, puede llevar asociado un coste político muy elevado.
Por mucho que se esfuercen las autoridades de la Isla en mostrar su rostro más benigno, la recuperación de salud de Fidel Castro arroja un motivo de incertidumbre para canalizar de forma adecuada, la reactivación de las relaciones con la Unión Europea. No hace falta registrar mucho en las hemerotecas para comprobar que el viejo líder comunista en cualquier momento ataca y lanza duras acusaciones hacia los 27, sin temor alguno.
Liberar a 27 presos políticos, cuando todavía se mantiene en la cárcel al doble, y aumentar la represión interna, según fuentes próximas a las Damas de Blanco, no es un expediente suficiente para que los países de la Unión revisen su Posición Común con el castrismo. Y no deben hacerlo.
La estrategia concertada de la Unión, dirigida a exigir al régimen su evolución hacia las libertades, el pluralismo y la democracia, no sólo es acertada, sino que está dando sus frutos, y por ello, hay que perseverar. ¿Cómo, si no, la jerarquía de la Iglesia cubana entra en un escenario de negociación con las autoridades, del que siempre había sido excluida e incluso, reprimida? Las autoridades siguen sin dar pie a los grupos opositores y disidentes internos en la negociación, pero ellos se sienten animados por el apoyo de las democracias europeas, y continúan en su labor en defensa de las libertades. Lejos de esconderse o de renunciar a sus actividades, el apoyo internacional es fundamental para la democracia en Cuba. Sobre todo, cuando se les detiene, aumenta la represión y se les llega a criminalizar, como hizo Raúl Castro en su discurso ante la Asamblea Nacional hace unas semanas.
La única novedad en Cuba, que encontrarán los socialistas españoles en su afán de atraer al régimen hacia la negociación de un nuevo marco con la Unión Europea, es que ahora, en la Isla, aparecen por primera vez en 51 años dos poderes reales: uno el estratégico, y en cierto modo, enloquecido y alejado de la realidad, viene representado por Fidel Castro, cuyo rol internacional creciente le llevará a entrar de forma directa en el diálogo. Ya se verá. El otro poder, representado por la gestión y un perfil más bajo, lo tiene su hermano Raúl, el encargado de poner un poco de orden en la casa destruida del comunismo castrista. El cómo se organicen entre ellos, cómo repartirán sus parcelas de poder, y en qué medida esa nueva correlación sirva para algo, lo podremos observar en los próximos meses. El socialismo español, ante un interlocutor como éste, haría muy bien dejando las cosas como están. Entrar en ese gallinero, puede suponer un peligro cuyo coste, nadie podrá asumir.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Los ex presos políticos en Valencia: una nueva vida

Esta tarde he ido a recibir a Blas Giraldo y su familia a su nueva ciudad Cullera, una población cercana a Valencia capital, en la que ya se encuentra viviendo el doctor García Paneque. También él vino al punto de encuentro, y por supuesto Toni Díaz que reside en la ciudad de Alzira, próxima a Cullera, en la comarca valenciana de la Ribera.
Hemos tenido ocasión de charlar un buen rato esperando el autocar que traía de Madrid a Giraldo. Un rato antes, había ido a visitar al doctor García Paneque en su nueva residencia enfrente del embarcadero de Cullera, un sitio pintoresco junto a la ribera del Xúquer, el gran río que junto al Turia dan a la huerta de Valencia esa imagen tan fresca y verde que todos conocemos.
En la conversación con el doctor García Paneque le he visto muy contento y entusiasmado con sus planes de trabajo que, por cortesía, no voy a desvelar, pero que creo van muy bien encaminados para su actividad política. Desde que le conocí en la estación de Renfe de Valencia, hasta hoy, ha mejorado su peso, se le ve más relajado y su salud, deteriorada por las duras condiciones de la prisión castrista, se ha recuperado. También me interesé por el estado de salud de su padre, y tomé un buen café cubano servido por su madre. Estar con esta familia cubana me transporta a mi infancia en Cuba y me hace sentirme especialmente bien. Gente sencilla y chévere, que me proporcionan el sentimiento de familia unida, un buen ambiente en el que nadie puede sentirse excluido. En cualquier casa donde vivan cubanos, es fácil obtener esa sensación.
Después nos hemo ido a recibir a Blas Giraldo junto a Toni Díaz que vino de Alzira para la recepción. También estaban en el grupo otros cubanos residentes en Cullera: la solidaridad siempre por delante. Estuvimos un buen rato esperando, pero lo pasamos muy bien, hablando de las cosas que vienen: la celebración del día de la Caridad del Cobre, una cena de hermandad en un restaurante cubano de Alzira, la eventual llegada de otros ex presos a Cullera en los próximos días.
Para todo estamos preparados y dispuestos a compartir lo mejor de nuestra capacidad y dedicación. Esta gente lo merece. Ahora es fácil comprender por qué la mediocridad del régimen comunista los persigue, los acosa y los encarcela. Esta gente, que ronda la cuarentena, han vivido en las entrañas del monstruo, lo conocen bien, pero se niegan a aceptar sus tentáculos y la cárcel en que se ha convertido Cuba. Son un ejemplo de ética, dignidad y compromiso, frente al servilismo que exigen los hermanos Castro. Su ejemplo nos reconforta. Ojalá vengan más a Valencia. Los acogeremos de todo corazón.

miércoles, 11 de agosto de 2010

La visita de las socialistas españolas a Cuba: ¿turismo o estrategia?

El viaje de las dirigentes del PSOE, Leire Pajín y Elena Valenciano a Cuba este mes de agosto, parece ir conformando una estrategia del socialismo español para relacionarse con la dictadura comunista de los Castro, que llama poderosamente la atención.
Tal y como se desprende de algún comunicado emitido, la visita a la Isla tiene como objetivo “analizar los cambios”, pero al mismo tiempo se señala que no habrá reunión alguna con los disidentes y opositores.
Conviene recordar, en primer lugar, que este planteamiento estratégico es el mismo que ha venido desarrollando desde hace años el ministro Moratinos quién, en sus numerosos viajes a la Isla, y reuniones con diplomáticos y dirigentes de la dictadura, jamás ha mostrado el menor interés por mantener relaciones cordiales y fluidas con los disidentes y opositores del régimen.
Sin embargo, Moratinos siempre ha insistido en que su deseo es promover cambios en Cuba, y que sea realmente el pueblo cubano el que decida a dónde quiere llegar. En ese papel de observador activo, que parece querer reservarse el socialismo español, también se incluyen las gestiones con la Iglesia católica para asegurar un traslado rápido a España de los presos políticos que acepten el destierro, fundamentalmente por razones humanitarias.
Me encuentro entre quienes piensan que la solución a los problemas políticos de Cuba no será fácil. Y, además, ahora con el retorno de Fidel Castro a la escena cotidiana del régimen, la búsqueda de una salida para el embrollo creado por el sistema de la dictadura, va a resultar especialmente problemática.
Sin embargo, el socialismo español, que vivió en sus carnes de forma directa, la represión del franquismo, que fue hostigado y perseguido hasta prácticamente su eliminación, y que sabe mucho de transformaciones políticas para conectar con la realidad, como en Suresnes, no está dando muestras de hacer todo lo posible por conseguir el objetivo último de una Cuba democrática. Sinceramente, pienso que ha escogido un papel, por otra parte legítimo, que le lleva a un camino sin retorno, a un escenario de indefinición en el que no van a encontrar aliados en ninguna de las partes en conflicto.
Ya se ha podido observar algo al respecto. El rechazo de la Unión Europea a la modificación de la Posición Común, pretendida por el ministro Moratinos, es absolutamente comprensible desde la perspectiva de naciones democráticas que muestran una lógica repugnancia hacia una dictadura que mantiene intacta su capacidad de reacción, represión ideológica y acoso a los disidentes y opositores. Ya se verá en septiembre, pero mi opinión es que los últimos acontecimientos no otorgan margen alguno para facilitar una solución negociada por las partes. Los ex presos políticos que han llegado a España han mostrado su total apoyo al mantenimiento de la Posición Común, y algunos, incluso, han solicitado asilo político a las autoridades.
Y es precisamente ese escenario de inmovilidad el que más beneficia a la dictadura. Que las cosas sigan como están. En la mente de los castristas, radica la idea, éticamente irresponsable, de que son ellos los que tienen la razón, y que sean los otros quienes acepten nuestra catadura moral de represores políticos. Ese planteamiento, para una democracia solvente, como la que existe en todos los países de la Unión Europea, simplemente no es aceptable.
Por eso, los viajes “turísticos” a Cuba de la dirigencia socialista española están bien y pueden servir para algún reportaje fotográfico en este mes de agosto, pero no conviene olvidar que existen otros problemas mucho más importantes a resolver, que están pendientes y que será necesario acometer cuanto antes.
Propongo una visita a Banes, por ejemplo, para tratar de romper el cinturón de represión que impide a la madre de Orlando Zapata asistir pacíficamente a misa. O, por ejemplo, girar una visita a alguna de las cárceles del régimen para comprobar cómo funciona la política penitenciaria del castrismo. E incluso, para hacerlo más fácil, una reunión de trabajo con los principales dirigentes de los grupos opositores y de la disidencia interna en la que seguramente obtendrán información del aumento experimentado por la represión desde la reunión de la Asamblea Nacional. No incluir alguna de estas actividades, no es más que “turismo”, sin más. Que no les llueva mucho…

lunes, 9 de agosto de 2010

La juventud cubana, el Festival Rotilla de rave y el discurso de Fidel Castro

Los comunistas cubanos deben tener un desasosiego feroz. Y es que todos los días llegan noticias de Cuba que apuntan a que las cosas han alcanzado un grado de presión que ya nada, ni nadie, por fortuna, puede hacer cambiar el curso de la historia que, por suerte, no es otro que el cambio.
Hay pocas veces en la vida que uno tiene la suerte de observar cosas en Cuba que van en esa dirección, y no son reprimidas violentamente por el régimen. Un sistema político cuya única obsesión es controlar y eliminar cualquier fórmula de disensión que suponga una ruptura o una alternativa contra el modelo de uniforme verde oliva de Fidel Castro. Esa ideología absurda que todo lo empapa y que ha convertido al país en un estanco de pobreza, miseria e ineficiencia.
Pero es que los jóvenes vienen pisando fuerte. Se suele afirmar que la juventud es la esperanza del futuro, y en el caso de Cuba, no iba a ser menor. Un ejemplo lo hemos tenido este mismo fin de semana, y a él quiero referirme en este breve comentario.
Sucede que, mientras que Fidel Castro obligaba al denominado parlamento cubano, que tiene muy poco de democrático y mucho menos de parlamento, a escuchar su aburrido discurso deshilvanado, sobre una posible guerra nuclear, la amenaza del imperio y otras monsergas, a la vez que mostrar su desautorización a lo que el hermano día sí, día no, trata de organizar, en Jibacoa, una bella playa al este de la ciudad de La Habana, 15.000 jóvenes cuya edad media les podría situar fácilmente en nietos y bisnietos de la caduca gerontocracia que dirige el régimen comunista de Cuba, se reunían en una fiesta “rave” alternativa, es festival Rotilla, de esas que pululan en el verano español y de cualquier país occidental.
Esta es, no me cabe duda, una magnífica noticia. Que una cifra de esta magnitud, el pasado año fueron 10.000, asista a una fiesta durante todo un fin de semana tan importante para el dictador y su mensaje ante la Asamblea Nacional, pasando olímpicamente de toda la sarta de estupideces y tonterías que pronuncia Fidel Castro, es una noticia muy importante, yo la califico como sensacional.
Se sabía que los jóvenes cubanos han dado la espalda a las consignas revolucionarias y son un frente de contestación a la ideología del siglo pasado que dirige el destino de aquella Isla, pero nunca pudimos imaginar que fueran a llegar tan lejos.
Ciertamente me gustaría que resonaran en mis oídos los ecos de la música rave de Jibacoa. He tenido la oportunidad de leer en El Nuevo Herald, los testimonios de algunos de los muchachos y muchachas que asistieron a la fiesta. Me temo que Fidel Castro tiene ya poco que decir a toda esta gente magnífica que son los jóvenes cubanos. Muy poco que aportar con su eterna verborrea de la guerra fría y de los enemigos del imperio o el embargo. Y, para esos jóvenes cubanos cuyos padres están en muchos casos resignados a un sistema al que cuestionan abiertamente siempre que pueden, este viejo dirigente ya está amortizado.
Ni representa el momento actual ni mucho menos el futuro. Esos jóvenes cubanos están más cerca de sus vecinos del norte, o de los españoles de su misma edad, que de los comunistas disciplinados que soñaban ser como ese asesino llamado El Che.
Me alegro. Es la mejor forma de morir. Es desaparecer sin dejar huella. Es, como en aquella escena de la película Guantamera, el efecto que tiene la lluvia torrencial y caribeña sobre las cosas. Así va a desaparecer el comunismo en Cuba. Al ritmo del rave en Jibacoa. Por cierto, una playa a la que me llevaban mis padres cuando era pequeño y a la que, por supuesto, me gustaría regresar en una Cuba libre y democrática. Allí mismo, al festival de “rave”.

domingo, 8 de agosto de 2010

Un análisis de la intervención de Fidel Castro ante la Asamblea nacional

La intervención de Fidel Castro ante la Asamblea Nacional de Cuba tras 4 años de silencio impuesto por una grave enfermedad no es un acontecimiento intrascendente. En los cerca de 15 minutos que habló ante los miembros del denominado parlamento cubano, el dictador visiblemente recuperado en su salud, pero con síntomas evidentes de las dolencias padecidas, expuso una serie de ideas que hay que analizar con detalle.
Para empezar, y por vez primera, el espectáculo fue transmitido en directo. La primera parte por la CNN, que sigue haciendo su trabajo para difundir la información generada dentro del régimen. Después por Cubavisión, básicamente por si se producía algún incidente inesperado. Todo salió bien. Castro aguantó de pie el tirón, y consiguió con ello, varias cosas.
Primero, culpar al presidente de EEUU de todos los males del mundo, incluso de una eventual e imposible guerra nuclear, a la que se aferra de tal modo en los últimos tiempos, que se ha convertido en una sublime obsesión para alguien que siempre denostó los boleros de su tierra.
Segundo, para olvidarse completamente de la grave situación interna de la economía cubana. Ni una sola palabra para hacer referencia a la quiebra total del sistema político, económico y social creado por él hace 51 años, y que su hermano se esfuerza por sacar a flote.
Tercero, ni un sólo reconocimiento a su hermano Raúl por la gestión que está realizando de la economía y la política, lo que se puede interpretar como una crítica velada para esgrimir argumentos más contundentes dentro de poco tiempo. En cualquier caso, Fidel Castro está lanzando un aviso a navegantes: ¡he vuelto! y no saben con qué ganas.
Cuarto, las cosas que dice. Una vez más rozan la hilaridad y al mismo tiempo, la gravedad. Como poner en boca suya comentarios de asesores de Obama. Vamos, si yo sfuera el presidente de EEUU me andaría con cuidado, debe tener infiltrados más espías de los que parece. Hacen bien de mantener la red avispa bajo prisión.
Quinto, la tardanza de Chávez en hablar. A nadie le extraña que el venezolano no haya dicho ni mu hasta ahora del discurso de su padre político. ¿Es que acaso la quiebra de PDVSA, le supone mucha más preocupación que comprar los votos de los que viven en las zonas más pobres del país, con las legiones de médicos y maestros cubanos?
Todo está resultando muy confuso. Dudo que los asistentes a la Asamblea Nacional se hayan ido tranquilos, como otras veces. La desautorización a Raúl Castro ha sido muy explícita, y en este nuevo escenario que se abre en el castrismo, con Fidel más fuerte que nunca y dispuesto a dar guerra, cualquier cosa puede ocurrir.
En lo único que pienso en estos momentos es el grave peligro que corren los disidentes, opositores y, sobre todo, presos políticos que permanecen en Cuba. Fidel Castro será mucho más duro que su hermano, y va a exigir públicamente mas represión. Los acontecimientos de este mundo, no le importan. Y, ¿alguien se ha preguntado, además, como va a quedar la Iglesia cubana después de todo ésto? Este es otro frente de preocupación.
Por todo ello, hará bien la Unión Europea de mantener y, en la medida de lo posible, reforzar la Posición Común mientras que Fidel Castro ande recuperando parcelas de poder político y de influencia en el régimen. Ahora Moratinos, disfrutando de sus merecidas vacaciones, debe estar pensando qué hacer cuando en septiembre sus socios les enseñen el discurso de Fidel Castro ante la Asamblea. Argumentos nuevos tendrá que buscar si quiere seguir adelante.

viernes, 6 de agosto de 2010

La reaparición de Fidel Castro en la vida política

A nadie se le escapa que el retorno de Fidel Castro a la primera plana de la política está siendo más complicado de lo que cabría esperar.
Tras un alejamiento de cuatro largos años, obligado por graves problemas de salud que algunos preveían lo iban a apartar de forma definitiva, el dictador comunista de Cuba ha vuelto a ocupar espacios crecientes en los medios de comunicación, ha introducido un eje de discurso de tono amenazador, y ha vuelto a esgrimir con su biografía inédita el espacio de tiempo en el que mejor se mueve, la guerra fría de mediados del siglo pasado.
Tal vez por ello, los analistas y observadores han considerado que este regreso de Castro a la política activa no ha sido planificado de forma adecuada, y más que una vuelta propiciada por una mejoría de sus constantes vitales, se ha interpretado como la entrada de un elefante en una cacharrería, introduciendo un nuevo horizonte de incertidumbre e indefinición sobre la agitada y azarosa vida de los cubanos.
Vayamos por partes.
De un papel subsidiario como agitador intelectual al frente de una columna en los medios controlados por el estado, Granma, o los afines a la revolución, Cubadebate, Fidel Castro ha acaparado el discurso político de Cuba, aun cuando sus dificultades de expresión oral le aquejan de una notoria afonía y descoordinación de lo que dice, apartando de los medios el resto de acontecimientos que se cernían sobre el débil y caótico liderazgo de su hermano. No conviene olvidar que Fidel Castro aparece en escena visitando un centro de investigaciones científicas y a un centro de economistas, justo en los días en que los primeros ex presos políticos abandonaban el país a toda prisa y se iban asentando en España. Nadie puede descuidar la coincidencia temporal de ambos acontecimientos.
Segundo, el discurso. Fidel Castro ha enterrado los principales ejes de comunicación de su hermano, como las entregas de tierras, las reformas liberalizadoras, la reducción del empleo estatal, la concesión de licencias, etc, para adentrarse en un asunto de especial complejidad en el que, como siempre, el enemigo es Estados Unidos y su imperio. La eventual guerra nuclear, en la que Castro identifica a Irán, Corea y un sinnúmero de países, le ha permitido infundir temor entre los atónitos ciudadanos cubanos, que siguen sin saber qué es lo que van a comer cada día, para alejarlos nuevamente de los problemas cotidianos. Eso es lo único que Castro ha sabido, sabe y sabrá hacer, arrojar bombas de humo para ocultar la situación real, el drama del modelo económico, político y social que ha impuesto por la fuerza a los cubanos durante más de medio siglo.
Y tercero, por si no fuera bastante, nos anuncia sus memorias inéditas, en las que con pan y mantequilla, artículos escasos en su economía, comienza una historia que ronda la irrealidad, bastantes dosis de surrealismo y en la que las imágenes borrosas se superponen sobre un deseo de aparecer y de ocupar un espacio preeminente en la historia de un pueblo desesperado que ya está harto de tanta mentira y engaño.
La comparecencia de Fidel Castro en la Asamblea Nacional, convocada de urgencia para este acontecimiento, y que se celebra el sábado 7, supone un punto de inflexión en toda esta nueva estrategia del líder para hacer daño, ¿a quién? Y sobre todo, ¿por qué? Opiniones hay para todos los gustos. Yo me reservo la mía: Fidel Castro no quiere que su hermano capitalice en beneficio propio la liberación de los 5 terroristas condenados en EEUU. Algo debe saber. Algo puede estar moviéndose en su entorno, más rápido de lo que el propio Raúl Castro puede pensar.

lunes, 19 de julio de 2010

Las reapariciones de Fidel Castro y la realidad

En la película “Good bye Lenin”, el protagonista trata por todos los medios de que su madre, una dirigente comunista radical de la antigua RDA, que se va a morir en poco tiempo, no llegue a conocer los cambios producidos tras el derrumbe del muro de Berlín, después de haber superado un coma durante los ocho meses clave que transcurren entre finales de 1989 y el verano de 1990.
Y no sé por qué se me antoja que con Fidel Castro está ocurriendo algo parecido. Después de tres o cuatro años fuera de combate, con un pie más allá que acá y convertido en desaparecido escritor de las tristes portadas de Granma, de pronto, aparece en escena, y como si alguien estuviera empeñado en mostrarle que nada ha cambiado, se dedica a hacer de las suyas.
Y así, en menos de una semana, hace acto de presencia en dos organizaciones de investigaciones científicas y económicas en Cuba, visita un Acuario, se reúne con los embajadores cubanos en el exterior y participa en una mesa redonda informativa con Randy Alonso. Un despliegue que algunos atribuyen a su deseo de volver de nuevo a la política de primera fila, como si estuviera en campaña electoral a la secretaría general del Partido comunista.
Yo no pienso que sea así. Fidel Castro está jugando un papel que, posiblemente otros le dejen jugar. Insisto, me recuerda y mucho a la protagonista de “Good bye Lenin” cuando le hacen una fiesta de cumpleaños en su dormitorio, y empieza a descubrir por diversos signos que aquel mundo idílico en la que ella, como comunista destacada era feliz, yo no existe o parece que ha desaparecido.
Sin embargo, quiénes la rodean, en concreto su hijo, por la lástima que siente ya que sabe que va a morir, trata de distorsionar y ocultar la realidad, llegando a convencerla de que son los alemanes del oeste los que han cruzado el muro hacia el este, cansados de tanta explotación y sufrimiento, y que lo que quieren es cantar como “pioneros” en las escuelas, y comer esos pepinillos repugnantes de la RDA, que desaparecen de los almacenes sustituidos por los holandeses, más baratos y de mejor calidad.
Fidel Castro es esa ex comunista de la RDA, que cree que todo sigue siendo como era, o incluso mejor, porque existe alguien interesado en que sea así, en esconderle la realidad, en que no vea que hay algo distinto. Y que se morirá creyéndose la historia que le han construido los que le rodean para que no sufra. Lean hoy el Mensaje que dirige a Mandela y que se publica en Granma. En mi opinión, no tiene desperdicio.
Fidel Castro le pide a Mandela que no acepte a los que antaño apoyaron el appartheid, y termina con algún mensaje relativo a esa idea enloquecida de una guerra atómica con la que anda atemorizando a quién le quiere escuchar. No sólo llega tarde, sino que al hacerlo así, no consigue otra cosa que mostrarse como es, tal y como siempre ha sido, un pozo oscuro de rencor y de odio contra todo lo que se mueve, que no tiene justificación para alguien que, a lo largo de su vida, ha hecho todo lo que le ha venido en gana sin importarle nada ni nadie.
Tal vez debería aprender de Mandela, y de su gran obra de construcción y reconciliación nacional, pero eso, para quién está viviendo un mundo irreal como el de “Good bye Lenin” es ya muy tarde.

lunes, 5 de julio de 2010

Moratinos, la situación interna en España y el futuro de la democracia en Cuba

Desde el punto de vista interno español, no se puede comprender la actitud de Moratinos. Su viaje a Cuba para dialogar con el régimen de Raúl Castro para liberar presos políticos, es algo que no guarda relación alguna con el clima interno que se respira en España.
El diagnóstico de la situación actual es muy difícil para el gobierno socialista de Zapatero.
Las encuestas le sitúan a más de 10 puntos sobre el directo rival, el PP, en uno de los momentos más bajos del ciclo político. Después de adoptar un paquete de medidas económicas restrictivas para poner fin a los excesos del gasto público de años anteriores, la opinión pública española ha dado la espalda a Zapatero definitivamente.
Se anuncia una huelga general para el otoño, lo que va a suponer un aumento de la incertidumbre y del deterioro de las ya de por si bajas expectativas empresariales. El desempleo, situado en las próximidades del 20% de la población activa, no da respiro, ni siquiera en los meses veraniegos en los que el turismo y los servicios tiran de la ocupación temporal.
Por si la economía no fuera el origen de malas noticias a diario, el tribunal constitucional ha realizado un dictámen sobre el estatut de Cataluña que pone de manifiesto graves y profundas diferencias entre los socialistas de aquella Comunidad y los del resto de España.
Y todo ello, al finalizar el peor semestre de la Presidencia europea de la Unión, en el que los objetivos planteados por España se han quedado muy deslucidos por los acontecimientos sobrevenidos: la victoria electoral conservadora en Reino Unido.

En ese entorno de grave desconcierto económico, político y social, Moratinos decide ir a Cuba, para unirse a las negociaciones de la Iglesia con el régimen y conseguir, según dice, la liberación de varios disidentes.

Peor no pueden ir las cosas. Imaginemos que Raúl Castro en un acto de dictador benevolente decide otorgar la libertad a algunos de los presos. Nada que objetar. Desde el punto de vista humanitario, tiene mis felicitaciones.

Pero, desde el momento en que el dictador que se niega a realizar cambios democráticos en Cuba coja el timón, ya no lo suelta. Y cabe suponer que Moratinos, y en menor medida la Jerarquía de la Iglesia, le pueden dar a Raúl Castro el poder que, hasta ahora, no ha tenido.

A nadie se le escapa que esos disidentes que sufren persecución, acoso y represión son la voz de la democracia y la libertad en Cuba. Son nuestro referente democrático. Son los iguales que merecen nuestro respeto, frente a la actitud despótica del raulismo castrista, empeñado en mantener un régimen muerto.
Moratinos debe medir muy bien los pasos que está dando. Antes de cuestionar la Posición Común liderada por José María Aznar, y objetar su existencia, debería prestar atención a lo que dicen los disidentes, y descubrir que, para éstos, la Posición Común es una necesidad de reconocimiento, mientras que lo que él pretende hacer, es más que cuestionable.

Lo dicho. Ni desde la perspectiva de la situación interna en España, ni desde lo que piensan los demócratas cubanos, se puede entender lo que quiere hacer Moratinos. Allá el con su conciencia. Cuánto más ayude al raulismo castrista a mantenerse en el poder, mas difícil será la transición a la democracia en Cuba, y peor serán defendidos los intereses económicos españoles en la Isla. Al fin, todavía están pendientes las confiscaciones y robos a los españoles en 1960 por los hermanos Castro, y al parecer Moratinos, por este tipo de cosas, no parece tener interés.

martes, 29 de junio de 2010

La "sorpresa" de Moratinos y lo que necesita realmente Cuba

El ministro Moratinos, tras el fracaso de la presidencia española de la Unión en el primer semestre que se anunciaba como el de la “conjunción planetaria” por una destacada dirigente de su partido, ahora anuncia una “sorpresa” en Cuba para este verano.
En estos términos, ciertamente poco responsables, se ha manifestado el responsable de la diplomacia española, durante un acto en la sede del PSOE en la calle Ferraz, en el que representantes del gobierno y del partido analizaron los “logros” conseguidos durante el semestre de Presidencia española de la UE, que concluye el próximo día 30, el que iba a suponer, en palabras de Leire Pajín, una “conjunción interplanetaria” sin precedentes en la historia y ha concluido siendo un auténtico desastre.
Moratinos, que da muestras continuamente de ser inasequible al desaliento, y que según algunos boletines confidenciales que circulan por la web, tiene una agenda organizada y repleta de actos para septiembre, como si la inminente crisis de gobierno que planea Zapatero no fuera con él, dijo "ya veréis como también Cuba es un gran éxito de la Presidencia española. Quizá lo celebraremos un poco más tarde, para que cuando estén descansando les demos una sorpresa".
Como por fortuna las hemerotecas existen, y sirven para confirmar muchas cosas, hemos descubierto que, desde el pasado mes de octubre, Moratinos declaró públicamente que España quería aprovechar la presidencia española de la UE para sustituir la Posición Común de la UE hacia la isla por un acuerdo negociado bilateralmente con la isla. Si esto no es una “prioridad” en el programa de la Presidencia del semestre español, que alguien lo explique claramente. Modificar, o intentar modificar, un acuerdo en el que los 27 países de la Unión se muestran partidarios de mantener, más que una prioridad de la política exterior puede parecer una empresa de perfiles quijotescos.
Este mes de junio, los Gobiernos de la Unión Europea han decidido aplazar la revisión de la Posición Común, que realizan cada año por estas fechas, hasta el próximo mes de septiembre, para dejar que continúe avanzando el diálogo entre la jerarquía de la Iglesia católica cubana y las autoridades del régimen con el objetivo de mejorar la situación humanitaria de los presos políticos y los opositores en huelga de hambre.
Fruto de estas negociaciones, hasta la fecha, doce presos políticos han sido trasladados a cárceles más próximas a las zonas de residencia de sus familiares, y se ha producido la liberación de Ariel Sigler, en delicado estado de salud y que, previsiblemente, viajará a EEUU con un visado humanitario. Posteriormente, Darsy Ferrer, tras un juicio que venía retrasándose de firma interminable, ha sido condenado injustamente a una pena de arresto domiciliario, en lo que se interpreta como otra cesión del régimen.
Cabe preguntarse qué piensa Moratinos que puede ser una “sorpresa”. Es evidente que este término puede tener numerosas acepciones.
Pero en la lucha contra la dictadura comunista cubana no conviene caer en este tipo de disquisiciones. Cuando existen tantas familias rotas, más de dos millones de personas que se han visto obligadas a abandonar su país por un régimen opresor, cuando centenares de ciudadanos inocentes cumplen condenas de prisión en las cárceles del régimen por ejercer sus derechos más elementales, este mensaje de la “sorpresa” que utiliza Moratinos, me parece poco decente.
¿Qué sorpresa puede esperar un cubano preso, o un disidente en huelga de hambre, o una Dama de Blanco acosada a las puertas de su vivienda, o el hijo de un representante de una organización política que es marginado en su colegio, o el que malvive con 12 dólares al mes sin ninguna expectativa de mejora para su vida y a de los suyos?
Y, ¿qué sorpresa podemos esperar los que desde fuera observamos como la realidad del día a día del castro raulismo es una decadencia sin precedentes, donde todos los días se adoptan decisiones que al cabo de un tiempo se anulan, donde nadie sabe a qué atenerse y donde Fidel Castro, lo mismo ejerce de comentarista del fútbol que anticipa grandes desastres para la humanidad, como una guerra atómica?
Más seriedad por favor. La única sorpresa que esperamos todos, los de dentro y los de fuera, es que Cuba cambie, que se abra al mundo y que se convierta en una democracia libre y plural. ¿Sabe Moratinos cuál sería la única sorpresa que esperamos? Yo se lo voy a decir de forma explícita para que lo sepa: Convocatoria de elecciones, libertad de expresión y de prensa, presos políticos fuera de las cárceles y finalización del régimen castrista como una de las etapas más oscuras de la historia de Cuba.
Si esa es la sorpresa que él cree que se puede producir este verano, la esperamos con ansiedad. Si no es esa, que continúe con esas "bromas que insultan la inteligencia de cualquiera", a ver si después del cambio de gobierno lo destinan a un ayuntamiento.

martes, 15 de junio de 2010

Moratinos, la Posición Común y el castrismo raulista

Moratinos quería eliminar la Posición Común que rige las relaciones de la Unión Europea con la dictadura castrista, pero no lo consiguió. En cambio, hay que reconocer su perseverancia, y así, al término de la reunión de los veintisiete del lunes por la tarde, consiguió un aplazamiento hasta septiembre del debate sobre la continuidad de esa norma que fija la política europea hacia Cuba.
La tesis de Moratinos es de que en Cuba han comenzado cambios que es preciso preservar y potenciar.
Atribuye el liderazgo de los cambios a la Iglesia católica, que ha sido capaz de arrancar al régimen castrista la libertad de algún preso político en deteriorado estado de salud y el acercamiento de otros presos a cárceles próximas a sus domicilios. Moratinos considera que una postura favorable de la Unión Europea podría fortalecer las bases del diálogo de la Iglesia con el régimen. Y para ello, no se le ocurre nada mejor que esperar tres meses.
No es bueno, sobre todo en la gestión de los asuntos diplomáticos, confundir los intereses políticos con la estrategia de un país. Moratinos ha desarrollado toda una acción exterior en relación con la Posición Común hacia Cuba que tiene una justificación política de doble índole.
De un lado, la obsesión con poner fin a toda la política desarrollada por el PP durante su etapa de gobierno. La Posición Común lo es. Posiblemente el último reducto de aquella época que los socialistas han intentado borrar de la realidad política como si no hubiera existido. Al hacerlo así, flaco favor hace a los cubanos que desean la libertad y la democracia, cuya única aspiración es ver conseguido ese sueño en la realidad.
De otro lado, el objetivo, también en clave interna, es frenar el voto a IU, situado actualmente en el 7,5% y que las encuestas indican con tendencia alcista. La hipótesis de que es posible atraer votantes de este espectro ideológico hacia el PSOE utilizando con habilidad el régimen castrista es otro error. Desde hace tiempo, la izquierda española ha dado la espalda a la pesadilla castrista. La condena es unánime.
Por este motivo, Moratinos ha tenido que dibujar ante los 27 de la Unión un escenario fantástico sobre la realidad del raulismo castrista que consiste en afirmar que en la Isla se vive una nueva etapa, que es preciso consolidar los avances que se han ido produciendo y que hay que dar tiempo antes de tomar una decisión sobre la Posición Común. Los aliados europeos no se lo creen del todo. Han dado muestras de estupefacción ante este cuento de navidad con que Moratinos les ha obsequiado. Lo cierto es que, tal y como informan las cancillerias europeas en La Habana, en el régimen castrista la represión se mantiene al mismo nivel, si cabe peor que antes, ante la grave situación económica que atraviesa el país, sin que aparezca indicio alguno de respeto a los derechos humanos, libertades democráticas o pluralismo político. Las últimas elecciones a las asambleas del poder popular han sido un ejemplo del monopolio del régimen en los candidatos elegidos.
Moratinos también sostiene que los avances producidos, de carácter humanitario, pueden retroceder en cualquier momento. Y en la Unión piensan que ¿qué más tiempo? cuando ya han pasado 51 años sin cambios en la Isla.
Yo considero que todo esto se va a ir al traste. Por fortuna, la presidencia española de la Unión termina dentro de muy pocos días, y el criterio de Moratinos será el de uno más. Tiene a varios adversarios delante que no se creen sus monsergas, adversarios difíciles que ganarán peso con la presidencia rotatoria de Bélgica que comienza el día 1 de julio: Alemania, Suecia, Francia, República Checa o Reino Unido no van a mostrarse muy favorables a mejorar las relaciones con la dictadura castrista, sea cual sea el balance en septiembre.
Por último, solo recordar que en diplomacia no es conveniente convertir en "reto personal" objetivo alguno. Esa idea de Moratinos de que derribar la Posición Común es un reto personal es equivocada y le puede salir muy mal. Tan mal que su jefe, el presidente Zapatero, el que le ha empujado a esta situación insostenible de no retorno, puede acabar cesándolo en la crisis de gobierno que todos los analistas anticipan en España para el mes de julio antes o después del debate del estado de la Nación.
Entonces Moratinos podrá descansar durante el largo y plácido verano español, alejado de la tensión de los asuntos diplomáticos, pero en el castrismo raulista, lo más seguro es que, en contra de lo que él piensa que va a suceder, se siga persiguiendo a la oposición, deteniendo a personas inocentes y fortaleciendo los mecanismos de represión. Pero entonces, ciertamente, a Moratinos, ¿qué le va a importar Cuba y la Posición común...?
A propósito, ¿se han dado cuenta de que esta vez no ha salido ningún representante del régimen atacando a la Unión Europea o rajándose las vestiduras por lo acordado en Bruselas el lunes...? ¿también lo tendrá pactado Moratinos?

lunes, 14 de junio de 2010

La Unión Europea da portazo a la propuesta de Moratinos

Una vez que la Unión Europea ha dado portazo a la iniciativa del ministro español Moratinos de cuestionar la Posición Común, que es la estrategia de los 27 con la dictadura castrista desde hace 14 años, el infatigable ministro vuelve a la carga y consigue el mandato de sus socios comunitarios para continuar el diálogo con La Habana, con vistas a hacer un nuevo balance en septiembre y, posiblemente, levantar la Posición Común europea hacia la Isla.
Tres meses más para nada, como tendré ocasión de exponer. Es cierto que la Unión Europea no ha aprobado conclusiones sobre Cuba en la reunión de este pasado lunes, como cabía esperar. Pero ésto, lejos de considerarse una victoria por parte de Moratinos, supone reafirmar el contenido básico de la Posición Común que consiste en trasladar a la dictadura castrista un mensaje muy nítido: haga cambios y yo modificaré mi política hacia usted. Por lo tanto, la Unión Europea se limita a constar lo que es evidente: mientras que en la Isla no se produzcan cambios y un mayor respeto a las libertades y los derechos humanos, todo debe seguir igual.
Los demócratas cubanos, tanto los que luchan dentro de la Isla como los que defienden desde el exilio la libertad y la democracia para la Isla, se pueden sentir satisfechos con la decisión adoptada por la Unión Europea y aplauden su contenido. Reafirmar la Posición Común y mantener su vigencia es un respaldo definitivo a los luchadores por las libertades y el pluralismo, que transmite a la cúpula dirigente castro raulista: ustedes ya no son el futuro de Cuba, vayan abriendo paso a las nuevas generaciones.
Sin embargo, Moratinos no parece conforme. Su objetivo en todo este período de tiempo ha sido mantener en vilo un escenario, el de la tensión de la Unión Europea con Cuba, que supone lanzar un órdago en clave política interna española, justo en un momento en que los socialistas de Zapatero ven como IU se eleva hasta un 7,5% del voto válido en diversas encuestas y se convoca una huelga general por parte de los sindicatos a la política que el gobierno debe adoptar para corregir la actual situación de crisis económica.
Detrás de esta actitud de Moratinos, existe un error de concepto. Creer que el régimen castrista cuenta con apoyos en la izquierda democrática española, y de ahí, conseguir un puñado de votos cruciales para 2012. Se equivoca.
En mi opinión, Moratinos utiliza la Posición Común como un reclamo a esos sectores de la izquierda que ya han abandonado al PSOE por su incapacidad para generar empleo y estabilidad, sin comprender que son precisamente esos sectores de la izquierda los que sienten una mayor vergüenza y repugnancia por lo que sucede en Cuba, con el régimen de inspiración comunista. No en vano, hace unas semanas los actores y representantes de diversos sectores de la izquierda que históricamente habían soñado con el paraíso de los hermanos Castro, han roto definitivamente la relación, mostrando su desprecio tras la muerte de Orlando Zapata en prisión.
Por ese motivo, la batalla del “quijote Moratinos” contra los “molinos de viento de septiembre” me parece perdida también de antemano. Es ciertamente lamentable que el ministro de exteriores del gobierno democrático de España haya puesto como ejemplo de que es posible el diálogo con el castrismo las negociaciones de la Iglesia católica con la cúpula del régimen que han empezado a dar sus primeros frutos en forma de liberación de presos en grave estado o acercamiento de presos a cárceles próximas a las familias. Una opción estrictamente humanitaria, que ya he tenido la ocasión de cuestionar en otro sitio, no se debe confundir con la Posición Común del conjunto de naciones más democráticas del mundo con una despreciable dictadura comunista en la que nadie, salvo Moratinos, cree ya.

lunes, 7 de junio de 2010

38 detenidos en La Habana: continúa la represión castrista

La semana pasada, el régimen castrista volvió a mostrar su peor cara al exterior. Sin preocuparle lo más mínimo el contenido de las conversaciones celebradas en Madrid entre parlamentarios de Estados Unidos y de la Unión Europea, el castrismo hizo de las suyas, y envió a varios centenares de agentes del régimen a realizar detenciones de ciudadanos cuyo único fin es el mismo se siempre: atemorizar a la población con una actitud represiva y evitar dos importantes reuniones pacíficas entre opositores.
Para varios analistas y observadores de la realidad política en la Isla, aunque los 38 detenidos fueron puestos en libertad sin cargos en muy poco tiempo, con esta actuación el régimen de los Castro parece apostar por la ruptura de las negociaciones con la Iglesia sobre la situación de los presos políticos.
El denunciante de los hechos ocurridos en La Habana, Héctor Palacios, líder de la agrupación opositora Unidad Liberal de la República de Cuba, confirmó que entre el jueves y el viernes se produjeron las detenciones de estas personas que iban a participar en sendas reuniones, una de su grupo, y otra de Agenda para la Transición Cubana.
Palacios, en declaraciones al diario El Nuevo Herald, señaló que la campaña de detenciones desatada por la seguridad del Estado no sólo mostró una cotundencia inusitada, sino que“fue como en tiempos de guerras”.
Coincido con Héctor Palacios en su planteamiento.
A la luz de los hechos, la eventual voluntad de diálogo sobre la situación de los presos políticos que parecía haber abierto el gobierno de Raúl Castro hacia la Iglesia se ha visto frenada bruscamente. Preso de su propio destino, el máximo responsable del régimen castrista da una de cal y otra de arena, en un intento de ganar tiempo. Tiempo para evitar la asfixia económica y el caos en que se encuentra la economía de la Isla, tiempo para prolongar un sistema que sólo puede continuar manteniendo alto el nivel de represión y de miedo en amplios sectores de la población. Pero estas soluciones parciales o temporales, terminan por estallar, y en algún momento, eso mismo va a suceder en Cuba, si el régimen no se da cuenta del grave error que comete con este tipo de actuaciones represoras.
De un lado, queda mal la cúpula dirigente del país. No me cabe duda que estos sucesos, por ejemplo, van a suponer un duro golpe a Moratinos, en su intento de hacer valer un cambio en la Posición común cuando se produzca la próxima reunión del consejo de la Unión. Es muy posible que, a la vista de lo sucedido, ni se arriesgue a complicar más las cosas a Zapataero. Es difícil dar apoyo político internacional a un régimen que realiza detenciones masivas de personas pacíficas, y que sigue apostando por la represión como carta de presentación ante el resto del mundo. Hasta que este tipo de prácticas no se destierren del día a día en Cuba, y la población perciba la normalidad que supone vivir en un sistema democrático, no van a existir países en el mundo dispuestos a empañar su imagen por defender a una banda de represores descontrolados.
De otro lado, queda mal la Iglesia, empeñada en ofrecer a la cúpula del régimen una salida, una solución a los graves problemas que afronta, y además, en clave cubana, sin interferencias del exterior. Queda mal, porque mientras que en los últimos días, el cardenal Jaime Ortega había anunciado en La Habana que las autoridades cubanas habían trasladado a Félix Navarro, José Luis García Paneque, Iván Adolfo Hernández Carrillo, Diosdado González Marrero, Arnaldo Ramos Lauzurique y Antonio Ramón Díaz Sánchez, encarcelados en la ola represiva de la "Primavera Negra" de 2003, la detención de 38 opositores pacíficos, aun cuando se les pusiera en libertad poco tiempo después, pone de manifiesto que Raúl Castro y su círculo de poder no están instalados en la cultura del diálogo ni de la imposición, y que no van a realizar concesiones a nadie ni por nada.
Todo lo sucedido es alarmante y preocupante. Aunque la detención de opositores y disidentes en algo habitual en Cuba, y las palizas, los actos de repudio, la presencia de matones y violentos que golpean incluso a mujeres indefensas en las calles de La Habana es una práctica habitual del régimen castrista, las detenciones masivas traen a la memoria los sucesos de la Primavera de 2003. Lo dicho, en cualquier momento se puede producir un estallido social que nadie quiere por lo que puede suponer de fin de ciclo dramático para el régimen castrista. En vez de facilitar las condiciones para una transición pacífica a la democracia y construir un futuro de paz y prosperidad, el castrismo mantiene su represión intacta. En algun momento, alguien puede decir basta ya.

jueves, 3 de junio de 2010

Ahora el problema es la "sequía"

Ahora es la sequía. Siempre tiene que existir una justificación para los graves problemas que aquejan a la economía castrista. Cuando no es el embargo, es la deuda y los especuladores. Cuando no es la insolidaridad, es la ambición de riqueza de los poderosos. Nunca la culpa en el ojo propio, siempre en el ajeno. Esta es la forma que un régimen político ha afrontado sus responsabilidades con los ciudadanos a los que dice servir durante más de medio siglo. Y así le han ido las cosas.
Un editorial de Granma atribuye a la sequía la mayor parte de los problemas de la Isla.
Según el autor, Orfilio Peláez, mayo fue un mes "en extremo seco", señala textualmente, "el acumulado nacional de lluvia apenas llegó al 47% de la media histórica mensual. Los embalses solo acopian el 41% de su capacidad".
Todos los países, en mayor o menor medida, se ven afectados por los problemas derivados de las sequías. Bueno, para ser correctos, sólo aquellos que no realizan los deberes que, en materia hidrológica, consisten en realizar inversiones inteligentes y ambiciosas para superar la dependencia del régimen cíclico de lluvias que, aun siendo favorable como sucede en la zona geográfica en la que se encuentra Cuba, en ocasiones pueden variar las circunstancias y tornarse más seco.
Es cierto que en Cuba se ha instalado un proceso de sequía desde noviembre de 2008, que ha podido intensificarse durante el pasado año 2009"clasificado como el cuarto de menos lluvia en los últimos 109 años".
Pero estos problemas actuales podrían haber sido prevenidos por el régimen desde hace décadas.
Un gobierno que no escatima esfuerzos en planificar, coordinar, controlar y ejercer todo tipo de intervenciones e injerencias en los asuntos económicos, no ha sido capaz de resolver los problemas de falta de agua. La parálisis de las inversiones públicas en Cuba, que se refleja en el bajo indice que registra la formación bruta de capital sobre el PIB (el más bajo de toda América Latina) muestra la incapacidad del régimen castrista para desarrollar programas de infraestructuras a medio y largo plazo.
Como si el horizonte temporal fuera muy corto, el castrismo no suele tomar decisiones que suponen movilizar recursos a largo plazo en favor de la mejora de las infraestructuras. Y ahora, cuando aparecen los problemas, recurre a la movilización, al racionamiento y al control. El autor señala que "esta tensa situación con la baja disponibilidad de agua exige que la población y las entidades económicas refuercen el control sobre el gasto de tan preciado recurso, velando por su uso racional y óptimo, además de la aplicación de soluciones locales para mitigar sus efectos, ante la anormal situación que puede provocar escasez en el consumo". Más privaciones para un pueblo acostumbrado a la escasez crónica de todo.
Lo peor de todo no es el impacto que tiene sobre la población la existencia de una pésima red de suministros y de abastecimientos urbanos, o la ausencia de plantas de reciclado de las aguas o de salinizadoras, e incluso presas o trasvases. No es el problema. La cuestión es que la sequía puede agravar la tradicional improductividad e ineficiencia del sistema productivo comunista en la agricultura, provocando más escasez, miseria y penurias a una población cada vez mas abatida. Y por último, aunque no por ello menos importante, precios más elevados que aumentarán las exigencias de gasto público de intervención. Malos augurios para la economía del régimen castrista. Como siempre, es algo que no cambia.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Moratinos vuelve a la carga

No me cabe la menor duda. Tan pronto como sea posible, el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, volverá a plantear en el seno de la Unión Europea su iniciativa de modificar la Posición Común. Otra cosa es que tenga éxito en ello.
Este es un empeño que, como consecuencia de la muerte en prisión de Orlando Zapata y el rechazo frontal de los países ex comunistas del Este, no se ha podido plantear durante la presidencia española de la Unión, pero en cualquier momento, puede volver. Por suerte, en Reino Unido, el gobierno liberal conservador tampoco va a ser muy favorable a adoptar una postura hacia la dictadura castrista como la que pretende Moratinos, por lo que no veo éxito a su objetivo. Pero no me cabe duda por sus continuas afirmaciones, y cada vez que tiene una oportunidad, que él cree que hay que suprimir la Posición Común, y establecer un nuevo marco de relaciones con el castrismo.
Así sucedió durante el almuerzo-coloquio organizado por el Foro ABC en Madrid, en el que Moratinos realizó una valoración muy positiva del proceso de diálogo abierto entre la jerarquía católica cubana y el gobierno de Raúl Castro, y confió en que dé frutos, afirmando a continuación que este modelo de relación es el que él propone para la Unión Europea.
El ministro Moratinos insistió una vez más en su tesis de que ``a través del diálogo se consiguen cosas, no a través del aislamiento, la confrontación y la elevación de la tensión'' y añadió ante los asistentes al Foro “que es preciso dejar que el régimen castrista tome las decisiones que estimen oportunas''.
En este análisis, el ministro Moratinos comete varios errores de concepto y de estrategia que debería corregir.
Primero, pensar que el diálogo es la solución para promover la transición a la democracia en Cuba es tan absurdo como lo contrario. Hasta ahora no ha ofrecido resultado alguno, y no cabe esperar que ocurra nada nuevo en el futuro. La apuesta por el diálogo con los que no quieren hablar es tan absurda como empeñarse en lo contrario. El desprecio que el régimen comunista de La Habana mantiene hacia los demócratas de todo el mundo es suficiente garantía para rechazar, desde cualquier perspectiva, una vía de diálogo con los enemigos de la libertad.
Segundo, cualquier eventual proceso de negociación europeo con el régimen castrista no puede adoptar el mismo marco que el utilizado por la Iglesia cubana. Precisamente, para establecer un marco de negociación adecuado con una dictadura que viola de forma sistemática los derechos humanos, las libertades y el pluralismo político, se creó la Posición Común, que es un texto que establece una agenda para que el régimen castrista sepa en qué dirección debe transitar para obtener el apoyo de la Unión Europea. Al dejar muy claro el escenario de actuación, la Posición Común evita huir del espacio de la interpretación y la negociación en corto, que bajo ningún concepto deben utilizar países democráticos frente a una dictadura comunista.
Tercero, el modelo de negociación de la Iglesia cubana, al menos hasta la fecha, es de carácter humanitario e interno. Su objetivo es salvar la vida de una serie de personas que el castrismo ha condenado a prisión de forma injusta, y que han decidido por medio de huelgas de hambre sacrificar sus vidas en defensa de la democracia y las libertades. Es una negociación puntual, muy importante, esto es incuestionable, pero que no se sitúa en el espacio de la arena política en el que se debe mover la Unión Europea con el régimen castrista.
Cuarto, por supuesto que se puede valorar de forma muy positiva cualquier acuerdo entre el régimen castrista y la Iglesia, en la medida que suponga mejorar las condiciones sanitarias de los presos, su acercamiento a las familias o el respeto a sus derechos humanos. Si ese acuerdo se lleva a la práctica en breve, estoy seguro que la Iglesia continuará trabajando para liberar a los alrededor de 200 presos políticos que hay en prisión.
Quinto, si el ministro Moratinos mantiene su empeño en que el gobierno socialista de España continúe ofreciendo una interlocución privilegiada a las autoridades cubanas, está en su derecho a hacerlo, pero desde aquí estoy convencido que no tardará mucho tiempo en tropezar con los intereses concretos de la Iglesia, y en particular, con el arzobispo de La Habana, el cardenal Jaime Ortega, que es el que está liderando la negociación. Es obvio. En todo proceso de estas características, en el que se miden posiciones antagónicas, tomar partido por una de las partes es conseguir de la otra el rechazo.
No existe un solo grupo de la oposición y la disidencia interna que abrace favorablemente la apuesta de Moratinos por cambiar la Posición Común. Tampoco existe ninguna organización en el exilio favorable a ello. Y no parece que en Europa se vaya a producir en las cancillerías un cambio de actitud hacia un régimen que es incapaz de entender el mensaje que se le traslada con firmeza y ética desde todo el mundo: que debe cambiar, que debe adoptar la democracia y las libertades cuanto antes. Los demócratas españoles y cubanos no podemos comprender que un ministro de un gobierno democrático, de un país democrático como España, pueda perseverar en el diálogo con dirigentes políticos cuyo único activo conocido es precisamente el desprecio al diálogo y la imposición por la fuerza de su criterio.
Al final, el ministro Moratinos se quedará en soledad luchando contra sus “molinos de viento”, convencido de que le asiste la verdad, e incapaz de conectar con todos los sectores que realmente quieren cambios en Cuba. Su apuesta por dar apoyo al castrismo es una vía muerta y estéril que, por desgracia, puede poner en peligro la estrategia general que a nivel mundial todos los países creen que es la más adecuada para que Cuba evolucione hacia la democracia y las libertades. Lo mejor es dejarle solo. No hacerle caso.

martes, 25 de mayo de 2010

Los jóvenes y la revolución castrista

Un artículo reciente en Granma, escrito por María Elena Alvarez, titulado “Creer en los jóvenes, una apuesta de siempre”, viene a señalar que en el “abecé de la Revolución cubana incluso antes de nacer, en su concepción misma como obra colectiva imposible de construir sin la participación real y consciente del pueblo y de esa protagonista sine qua non de todo cambio” se sitúa la juventud.
Lamento mucho tener que disentir de esta afirmación. No necesito hacer prueba alguna y me remito a los hechos. A dos, concretamente y muy recientes. De un lado, un brillante artículo de la economista disidente Marta Beatriz Roque publicado en Miscelánea de Cuba, en el que se pregunta cómo es posible que el régimen siga produciendo miles y miles de titulados universitarios para luego no ofrecerles posibilidades reales de desarrollo personal y profesional y sueldos miserables. De otro, no menos interesante, un video reportaje elaborado por Carlos Montaner, en el que se centra de forma específica en lo que libremente piensan los jóvenes cubanos de la contracultura, entre ellos,” Silvito el libre”, hijo del cantautor del mismo nombre, y renombrado defensor de un régimen que perece.
Y yo me pregunto, ¿cómo pueden los jóvenes cubanos apoyar a un régimen dirigido no ya por sus abuelos, sino por sus bisabuelos, si se tiene en cuenta el ritmo del cambio generacional en la Isla? Los costes sociales y políticos de una gerontocracia impuesta en forma de dictadura totalitaria, marxista y estalinista, son muy elevados para los más jóvenes, que aspiran por definición a espacios de libertad, de expresión, de pensamiento, de derechos humanos prohibidos y eliminados en la Cuba del régimen castrista.
La articulista de Granma justifica su defensa haciendo referencia expresa a experimentos diabólicos, como “los Cursos de Superación Integral”, a las “Brigadas Juveniles de Trabajo Revolucionario (BJTR)” o a la “escuela al campo”. Por suerte, muchas de estas “locuras” revolucionarias ya extinguidas por el agotamiento del régimen.
La obsesión personal de Fidel Castro, entonces un joven de 32 años, por controlar al sector más dinámico de la sociedad, empezó bien pronto con la revolución. En su “convocatoria el 27 de mayo de 1960 solicitó ¿Qué hacer con los jóvenes que la Revolución halló sin estudios ni un trabajo fijo? Había quienes los tildaban de marginales, "carne de presidio", un peligro potencial, y quizá lo más fácil hubiese sido dejar que la vida siguiera su curso y, cada cual, su camino”.
Otra de las falacias de la propaganda del castrismo que no se sostienen con el paso de los años. A finales de los años 50, superadas las dificultades financieras de los ciclos azucareros, la economía cubana creciendo a buen ritmo, se acercaba a los niveles de pleno empleo existentes en los países más avanzados del mundo en aquella época. Los niveles de renta, con una adecuada distribución social, eran tres veces y media superiores a los actuales, 51 años después. Todo ello situaba a Cuba como una de las economías más dinámicas y florecientes de América Latina, y posiblemente del mundo, una realidad que el castrismo ha querido destruir con su propaganda engañosa.
Tal vez lo que hay que decir abiertamente es que la “revolución” castrista destrozó un sistema que funcionaba razonablemente bien (hasta el punto de que más de medio millón de italianos y españoles solicitaban visado para trabajar en el país cada año), y convirtió a los jóvenes, desde las primeras etapas de su vida, en “siervos” de una ideología comunista y totalitaria que medio siglo más tarde los ha convertido en un pueblo sin futuro, aislado del mundo civilizado. De pioneros como el Che a las penurias de la escuela al campo, de las juventudes comunistas, a las asociaciones de base, al control del CDR, a la universidad de los privilegios, y al ejercicio de una profesión con salarios miserables, o el exilio para mejorar la vida.
Que no se engañe nadie. Ese es el auténtico “gancho” del castrismo a los jóvenes. Ese mito de la educación gratuita. ¿De dónde salen los recursos con los que se financia esa educación gratuita que sólo sirve para formar a profesionales sin futuro y con bajos sueldos? ¿Del cielo? No. Del trabajo de todos los cubanos, de su escasez, de su sistema de vida mísero y sin futuro, de la explotación de un Estado intervencionista, que todo lo posee, que considera a la empresa privada y la economía de mercado un delito.
No es verdad lo que dice la articulista que “para miles y miles de adolescentes y jóvenes —porque estamos hablando de muchachos de 12, 13, hasta 18 y luego 25 años—, las Brigadas fueron una puerta abierta, la oportunidad de descubrirse y probarse a sí mismos, y darle un sentido, un propósito, una razón y un destino mejor a sus vidas”. Falso. Lo que supusieron las brigadas fue un desarraigo de la unidad familiar, un cambio de valores del trabajo basado en el esfuerzo a la recomendación y el nepotismo revolucionario, un nuevo sistema de relaciones sociales que rompía con las bases de lo que había sido la sociedad cubana hasta entonces. De las granjas de la UMAP al servicio militar obligatorio que impedía a muchas familias huir del país en su totalidad, ya que algún miembro debía quedarse con el que resultaba retenido por la “edad militar”, hay que preguntarse, ¿qué le deben los jóvenes cubanos al envejecido castrismo”. Nada, absolutamente nada.
El ejemplo, en el reportaje de Carlos Montaner. Una juventud harta de imposiciones, contradicciones, reglas, normas, controles, vigilancias y estupideces, que necesita oxigeno y libertad.
Lo que la articulista califica de “feliz idea de Fidel: Ingenieros, maestros, médicos, diplomáticos, militares” no es otra cosa que una pesadilla todos los días para resolver, y en cuanto surge la menor oportunidad, escapar al extranjero para iniciar una vida mejor en dignidad y libertad. 50 años, uno detrás de otro, y siempre la misma desgracia. Increíble que la propaganda castrista en Granma nos intente “vender” cualquier otra cosa. Ya se que están obligados, so pena de perder su empleo, pero quítense la venda de los ojos y dejen de escribir “gestas heroicas”, “cuentos de los abuelitos”, que el futuro ya está aquí.