Los motivos de este Blog

La situación política y social en Cuba a partir del 23 de febrero de 2010 marca un antes y un después.
Un gobierno no pueder dejar que un ciudadano muera por inanición y malos tratos en prisión.
La muerte de Orlando Zapata Tamayo ha dejado al régimen castrista sin justificación alguna para perpetuarse en el poder, ha roto el entramado de cambios en las relaciones internacionales (como la Posición Común) y muestra que los viejos revolucionarios van a morir matando.
Cualquier aportación para conseguir que Cuba no se convierta en un baño de sangre, será fundamental.
Yo apuesto por una transición pacífica a la democracia y la economía libre. A ello dedicaré estas reflexiones.

miércoles, 17 de marzo de 2010

En torno al vergonzoso comunicado de la UNEAC

Nada más bochornoso y lamentable que el comunicado de la UNEAC publicado en Granma de hoy contra la campaña internacional de apoyo a los derechos humanos y las libertades en Cuba que continúa aumentando en adhesiones y estímulo. Lo he colgado en mi muro en facebook para que lo conozca todo el mundo.
Que los denominados intelectuales del régimen se escuden en argumentos tan oscuros y vergonzosos para dar su apoyo a los Castro es un ejemplo, ciertamente lamentable, del estado actual de la situación en la Isla. Ni una sola voz discrepante dentro de la oficialidad, todos unidos entonando el mismo canto desafinado, ideado de forma torpe y apresurada por la propaganda castrista, para presentar a los ojos del mundo a Orlando Zapata como un preso común conflictivo y a las organizaciones que lo apoyan como violentos conspiradores contra el régimen.
Siempre he señalado, que los Castro han sido capaces de engañar a mucha gente durante demasiado tiempo, pero que se les ha acabado la munición. Esa propaganda basada en una ideología absurda, se cae hecha pedazos. Ya nadie quiere escribir al coronel, comandante o lo que sea. Se le rechaza, sin más. Atrincherado en esa pancarta tercermundista que es Cubadebate, cuyos análisis muestran lo alejados de la realidad que se encuentran, sigue proclamando mensajes que rayan en el absurdo más anacrónico.
Nadie parece darse cuenta dentro de Cuba que estamos en el siglo XXI, en el que internet, las redes sociales y la globalización exigen un nuevo discurso para no quedar obsoletos. El régimen cubano de mediados del siglo pasado, sigue inmerso en la dialéctica de la más oscura y triste etapa de la historia reciente de la humanidad, el telón de acero, la ocupación soviética de media Europa a costa de la imposición de un modelo ideológico fracasado y absurdo, basado en la idea de que “todos están contra mí, por eso debo defenderme como sea”.
El comunicado de la UNEAC dice muy poco de sus redactores. Atacan de forma desmesurada, con pruebas falseadas, sin entonar un solo mea culpa, bueno sí, algo dicen de la “democracia imperfecta” de Cuba. ¡Qué vergüenza! Cayendo lo que cae, cuestionar la democracia en la Isla como imperfecta. Pero señores, en Cuba no existe la democracia. Cuántas veces se lo vamos a tener que decir para que lo entiendan. Eso que ustedes tienen en la Isla es un invento castrista para perpetuar en el poder un régimen en el que ya nadie cree. Seguro que ni ustedes mismos.
El comunismo cubano se encuentra en 2010 más aislado que nunca pero no acepta sus errores. Sin referencias internacionales, y en cuestión sus apoyos continentales e internacionales por la crudeza de la represión, ayer mismo, las turbas de incontrolados atacaron a las pacíficas Damas de Blanco, que sólo quieren que sus familiares dejen las prisiones en las que han sido injustamente condenados por los tribunales castristas; nadie quiere saber de los Castro, ni Víctor Manuel, ni Ana Belén, ni Pablo Milanés.
Recuerdo hace unos años cuando el gran Bebo Valdés de visita en Valencia para unos conciertos nos contaba como decidió salir de Cuba en cuanto vio aparecer a los de las barbas por aquella Habana de comienzos de 1959. Mucho ha llovido desde entonces, pero en Cuba nada cambia. Ahora es el momento. Hay que mirar hacia el futuro con ilusión. Todos juntos. Sin dejar herencias de alto coste que nadie quiera recibir. Yo, mientras tanto, voy a seguir leyendo “Cuerpos vibrantes” la novela póstuma de Cabrera Infante. Otro día les contaré.

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