Los motivos de este Blog

La situación política y social en Cuba a partir del 23 de febrero de 2010 marca un antes y un después.
Un gobierno no pueder dejar que un ciudadano muera por inanición y malos tratos en prisión.
La muerte de Orlando Zapata Tamayo ha dejado al régimen castrista sin justificación alguna para perpetuarse en el poder, ha roto el entramado de cambios en las relaciones internacionales (como la Posición Común) y muestra que los viejos revolucionarios van a morir matando.
Cualquier aportación para conseguir que Cuba no se convierta en un baño de sangre, será fundamental.
Yo apuesto por una transición pacífica a la democracia y la economía libre. A ello dedicaré estas reflexiones.

martes, 23 de marzo de 2010

Preparando el Primero de mayo en La Habana

Sorprendente. La “pachanga” del Primero de Mayo en la plaza de la Revolución ya tiene lema este año: “Al trabajo eficiente y productivo y a su dignificación”. Así se ha anunciado en Granma, sin hacer referencia a quién lo ha elegido, por qué y en calidad de qué.
Pero es que ya sabemos que en Cuba las “grandes decisiones”, como poner un lema a un acto, se adoptan en la cúpula del poder, y ahí, explicar o dar razones, no cuenta. Si, en efecto, parece que algo ha tenido que ver en todo este asunto Salvador Mesa, miembro del Buró político y secretario del sindicato único de trabajadores de Cuba, correa de transmisión del poder ejercido por los Castro y que impide cualquier otro tipo de organización independiente de trabajadores en la Isla, persiguiendo a sus creadores, acosándolos y obligándolos al exilio en el mejor de los casos.
En cualquier país democrático y con economía de mercado, la presencia de organizaciones libres e independientes de trabajadores es un elemento fundamental para la construcción del consenso y del diálogo social, que es lo que permite a una sociedad avanzar.
También en la Cuba democrática habrá que hacer un esfuerzo para dotar a los trabajadores libres de instituciones representativas capaces de defender sus intereses. Mesa tendrá mucho que aprender de todo ello.
En Cuba, el día del trabajo es un evento singular desde los orígenes de la “revolución”, Cánticos, proclamas, “primero de mayo, día del trabajo, dame tu mano, trabajador….” eran aprendidos obligatoriamente en la edad escolar más temprana, y víctimas de esa presión que ejerce el sistema para que todo el mundo piense igual, respire igual, actúe igual, acababa convirtiéndose en una giba más de la pesada carga social y sociológica del castrismo.
A mí, particularmente, no me sorprende que este año se haga un llamamiento al trabajo eficiente y productivo. Es algo consustancial al desempeño de una profesión en cualquier sistema de economía libre de mercado, como el que detestan los Castro.
La gran sorpresa de los médicos, ingenieros, profesionales cubanos durante el “período especial” fue la observación de que cualquier obrero, electricista o fontanero italiano, español o francés, podía disfrutar de unas largas y merecidas vacaciones en los hoteles de lujo de Cuba, además, con todo tipo de placeres mundanos, mientras que ellos, con toda su ideología, formación y educación gratuita del régimen, apenas podían hacer una comida al día y conseguir algo de detergente. Muchos años después, el castrismo ha seguido predicando en el desierto las bondades de su orientación política y económica, pero mucha gente en Cuba ha podido ver de cerca la realidad del exterior y se ha dado cuenta de que es infinitamente mejor. El cambio se abre camino ante la evidencia de un gran fracaso histórico.
El trabajo, si, la dedicación de las personas a las actividades productivas, no puede ser el designio de un órgano centralizado de planificación burocrática. El trabajo se valora en términos de la productividad, y la gente trabaja a partir de una elección entre ocio y tiempo de actividad, que depende de sus preferencias y del ingreso que desean alcanzar. Cualquier otro cálculo alternativo para la aplicación del trabajo termina siendo un fracaso, y exigiendo proclamas como la que este año se anuncia en el Primero de mayo de La Habana: “al trabajo eficiente y productivo”.
Lo mejor de todo es que las fiestas ya empiezan el 26 de abril con desfiles y actos en todos los centros laborales. Imagino cómo se deben sentir los empresarios extranjeros instalados en la Isla cuando vean que la gente empieza a celebrar la fiesta una semana antes. Pero, ¿no hemos quedado en que el trabajo debe ser productivo y eficiente? Pues nada, a celebrarlo perdiendo tiempo productivo en algaradas de las que ya están hartos los cubanos. No hay forma de comprender todo esto por más que hagamos un esfuerzo.
Es posible que la propaganda del régimen utilice las grandes concentraciones de gente en la Plaza de la revolución para mostrar el apoyo de la sociedad.
Si, ese es el proceder de las dictaduras cuando se sienten acosadas, desde el franquismo en España, al pinochetismo en Chile, pasando por los Kim Sung de Corea y similares. Volveremos a ver grandes despliegues de gente y los corifeos del castrismo volverán a pronunciar sus consignas aprendidas.
Pero nadie podrá olvidar que el 23 de febrero, un trabajador cubano, Orlando Zapata murió en defensa de unos ideales, y abandonado por el gobierno a su suerte. Orlando no iría seguramente a la plaza de la Revolución. Yo tampoco. Pero su espíritu y su herencia es más fuerte que el medio centenar de celebraciones que se anuncian con el Primero de mayo, de los CTCs, de la FMC, de los CDRs y no sé cuantas siglas más.

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