Los motivos de este Blog

La situación política y social en Cuba a partir del 23 de febrero de 2010 marca un antes y un después.
Un gobierno no pueder dejar que un ciudadano muera por inanición y malos tratos en prisión.
La muerte de Orlando Zapata Tamayo ha dejado al régimen castrista sin justificación alguna para perpetuarse en el poder, ha roto el entramado de cambios en las relaciones internacionales (como la Posición Común) y muestra que los viejos revolucionarios van a morir matando.
Cualquier aportación para conseguir que Cuba no se convierta en un baño de sangre, será fundamental.
Yo apuesto por una transición pacífica a la democracia y la economía libre. A ello dedicaré estas reflexiones.

martes, 29 de junio de 2010

La "sorpresa" de Moratinos y lo que necesita realmente Cuba

El ministro Moratinos, tras el fracaso de la presidencia española de la Unión en el primer semestre que se anunciaba como el de la “conjunción planetaria” por una destacada dirigente de su partido, ahora anuncia una “sorpresa” en Cuba para este verano.
En estos términos, ciertamente poco responsables, se ha manifestado el responsable de la diplomacia española, durante un acto en la sede del PSOE en la calle Ferraz, en el que representantes del gobierno y del partido analizaron los “logros” conseguidos durante el semestre de Presidencia española de la UE, que concluye el próximo día 30, el que iba a suponer, en palabras de Leire Pajín, una “conjunción interplanetaria” sin precedentes en la historia y ha concluido siendo un auténtico desastre.
Moratinos, que da muestras continuamente de ser inasequible al desaliento, y que según algunos boletines confidenciales que circulan por la web, tiene una agenda organizada y repleta de actos para septiembre, como si la inminente crisis de gobierno que planea Zapatero no fuera con él, dijo "ya veréis como también Cuba es un gran éxito de la Presidencia española. Quizá lo celebraremos un poco más tarde, para que cuando estén descansando les demos una sorpresa".
Como por fortuna las hemerotecas existen, y sirven para confirmar muchas cosas, hemos descubierto que, desde el pasado mes de octubre, Moratinos declaró públicamente que España quería aprovechar la presidencia española de la UE para sustituir la Posición Común de la UE hacia la isla por un acuerdo negociado bilateralmente con la isla. Si esto no es una “prioridad” en el programa de la Presidencia del semestre español, que alguien lo explique claramente. Modificar, o intentar modificar, un acuerdo en el que los 27 países de la Unión se muestran partidarios de mantener, más que una prioridad de la política exterior puede parecer una empresa de perfiles quijotescos.
Este mes de junio, los Gobiernos de la Unión Europea han decidido aplazar la revisión de la Posición Común, que realizan cada año por estas fechas, hasta el próximo mes de septiembre, para dejar que continúe avanzando el diálogo entre la jerarquía de la Iglesia católica cubana y las autoridades del régimen con el objetivo de mejorar la situación humanitaria de los presos políticos y los opositores en huelga de hambre.
Fruto de estas negociaciones, hasta la fecha, doce presos políticos han sido trasladados a cárceles más próximas a las zonas de residencia de sus familiares, y se ha producido la liberación de Ariel Sigler, en delicado estado de salud y que, previsiblemente, viajará a EEUU con un visado humanitario. Posteriormente, Darsy Ferrer, tras un juicio que venía retrasándose de firma interminable, ha sido condenado injustamente a una pena de arresto domiciliario, en lo que se interpreta como otra cesión del régimen.
Cabe preguntarse qué piensa Moratinos que puede ser una “sorpresa”. Es evidente que este término puede tener numerosas acepciones.
Pero en la lucha contra la dictadura comunista cubana no conviene caer en este tipo de disquisiciones. Cuando existen tantas familias rotas, más de dos millones de personas que se han visto obligadas a abandonar su país por un régimen opresor, cuando centenares de ciudadanos inocentes cumplen condenas de prisión en las cárceles del régimen por ejercer sus derechos más elementales, este mensaje de la “sorpresa” que utiliza Moratinos, me parece poco decente.
¿Qué sorpresa puede esperar un cubano preso, o un disidente en huelga de hambre, o una Dama de Blanco acosada a las puertas de su vivienda, o el hijo de un representante de una organización política que es marginado en su colegio, o el que malvive con 12 dólares al mes sin ninguna expectativa de mejora para su vida y a de los suyos?
Y, ¿qué sorpresa podemos esperar los que desde fuera observamos como la realidad del día a día del castro raulismo es una decadencia sin precedentes, donde todos los días se adoptan decisiones que al cabo de un tiempo se anulan, donde nadie sabe a qué atenerse y donde Fidel Castro, lo mismo ejerce de comentarista del fútbol que anticipa grandes desastres para la humanidad, como una guerra atómica?
Más seriedad por favor. La única sorpresa que esperamos todos, los de dentro y los de fuera, es que Cuba cambie, que se abra al mundo y que se convierta en una democracia libre y plural. ¿Sabe Moratinos cuál sería la única sorpresa que esperamos? Yo se lo voy a decir de forma explícita para que lo sepa: Convocatoria de elecciones, libertad de expresión y de prensa, presos políticos fuera de las cárceles y finalización del régimen castrista como una de las etapas más oscuras de la historia de Cuba.
Si esa es la sorpresa que él cree que se puede producir este verano, la esperamos con ansiedad. Si no es esa, que continúe con esas "bromas que insultan la inteligencia de cualquiera", a ver si después del cambio de gobierno lo destinan a un ayuntamiento.

martes, 15 de junio de 2010

Moratinos, la Posición Común y el castrismo raulista

Moratinos quería eliminar la Posición Común que rige las relaciones de la Unión Europea con la dictadura castrista, pero no lo consiguió. En cambio, hay que reconocer su perseverancia, y así, al término de la reunión de los veintisiete del lunes por la tarde, consiguió un aplazamiento hasta septiembre del debate sobre la continuidad de esa norma que fija la política europea hacia Cuba.
La tesis de Moratinos es de que en Cuba han comenzado cambios que es preciso preservar y potenciar.
Atribuye el liderazgo de los cambios a la Iglesia católica, que ha sido capaz de arrancar al régimen castrista la libertad de algún preso político en deteriorado estado de salud y el acercamiento de otros presos a cárceles próximas a sus domicilios. Moratinos considera que una postura favorable de la Unión Europea podría fortalecer las bases del diálogo de la Iglesia con el régimen. Y para ello, no se le ocurre nada mejor que esperar tres meses.
No es bueno, sobre todo en la gestión de los asuntos diplomáticos, confundir los intereses políticos con la estrategia de un país. Moratinos ha desarrollado toda una acción exterior en relación con la Posición Común hacia Cuba que tiene una justificación política de doble índole.
De un lado, la obsesión con poner fin a toda la política desarrollada por el PP durante su etapa de gobierno. La Posición Común lo es. Posiblemente el último reducto de aquella época que los socialistas han intentado borrar de la realidad política como si no hubiera existido. Al hacerlo así, flaco favor hace a los cubanos que desean la libertad y la democracia, cuya única aspiración es ver conseguido ese sueño en la realidad.
De otro lado, el objetivo, también en clave interna, es frenar el voto a IU, situado actualmente en el 7,5% y que las encuestas indican con tendencia alcista. La hipótesis de que es posible atraer votantes de este espectro ideológico hacia el PSOE utilizando con habilidad el régimen castrista es otro error. Desde hace tiempo, la izquierda española ha dado la espalda a la pesadilla castrista. La condena es unánime.
Por este motivo, Moratinos ha tenido que dibujar ante los 27 de la Unión un escenario fantástico sobre la realidad del raulismo castrista que consiste en afirmar que en la Isla se vive una nueva etapa, que es preciso consolidar los avances que se han ido produciendo y que hay que dar tiempo antes de tomar una decisión sobre la Posición Común. Los aliados europeos no se lo creen del todo. Han dado muestras de estupefacción ante este cuento de navidad con que Moratinos les ha obsequiado. Lo cierto es que, tal y como informan las cancillerias europeas en La Habana, en el régimen castrista la represión se mantiene al mismo nivel, si cabe peor que antes, ante la grave situación económica que atraviesa el país, sin que aparezca indicio alguno de respeto a los derechos humanos, libertades democráticas o pluralismo político. Las últimas elecciones a las asambleas del poder popular han sido un ejemplo del monopolio del régimen en los candidatos elegidos.
Moratinos también sostiene que los avances producidos, de carácter humanitario, pueden retroceder en cualquier momento. Y en la Unión piensan que ¿qué más tiempo? cuando ya han pasado 51 años sin cambios en la Isla.
Yo considero que todo esto se va a ir al traste. Por fortuna, la presidencia española de la Unión termina dentro de muy pocos días, y el criterio de Moratinos será el de uno más. Tiene a varios adversarios delante que no se creen sus monsergas, adversarios difíciles que ganarán peso con la presidencia rotatoria de Bélgica que comienza el día 1 de julio: Alemania, Suecia, Francia, República Checa o Reino Unido no van a mostrarse muy favorables a mejorar las relaciones con la dictadura castrista, sea cual sea el balance en septiembre.
Por último, solo recordar que en diplomacia no es conveniente convertir en "reto personal" objetivo alguno. Esa idea de Moratinos de que derribar la Posición Común es un reto personal es equivocada y le puede salir muy mal. Tan mal que su jefe, el presidente Zapatero, el que le ha empujado a esta situación insostenible de no retorno, puede acabar cesándolo en la crisis de gobierno que todos los analistas anticipan en España para el mes de julio antes o después del debate del estado de la Nación.
Entonces Moratinos podrá descansar durante el largo y plácido verano español, alejado de la tensión de los asuntos diplomáticos, pero en el castrismo raulista, lo más seguro es que, en contra de lo que él piensa que va a suceder, se siga persiguiendo a la oposición, deteniendo a personas inocentes y fortaleciendo los mecanismos de represión. Pero entonces, ciertamente, a Moratinos, ¿qué le va a importar Cuba y la Posición común...?
A propósito, ¿se han dado cuenta de que esta vez no ha salido ningún representante del régimen atacando a la Unión Europea o rajándose las vestiduras por lo acordado en Bruselas el lunes...? ¿también lo tendrá pactado Moratinos?

lunes, 14 de junio de 2010

La Unión Europea da portazo a la propuesta de Moratinos

Una vez que la Unión Europea ha dado portazo a la iniciativa del ministro español Moratinos de cuestionar la Posición Común, que es la estrategia de los 27 con la dictadura castrista desde hace 14 años, el infatigable ministro vuelve a la carga y consigue el mandato de sus socios comunitarios para continuar el diálogo con La Habana, con vistas a hacer un nuevo balance en septiembre y, posiblemente, levantar la Posición Común europea hacia la Isla.
Tres meses más para nada, como tendré ocasión de exponer. Es cierto que la Unión Europea no ha aprobado conclusiones sobre Cuba en la reunión de este pasado lunes, como cabía esperar. Pero ésto, lejos de considerarse una victoria por parte de Moratinos, supone reafirmar el contenido básico de la Posición Común que consiste en trasladar a la dictadura castrista un mensaje muy nítido: haga cambios y yo modificaré mi política hacia usted. Por lo tanto, la Unión Europea se limita a constar lo que es evidente: mientras que en la Isla no se produzcan cambios y un mayor respeto a las libertades y los derechos humanos, todo debe seguir igual.
Los demócratas cubanos, tanto los que luchan dentro de la Isla como los que defienden desde el exilio la libertad y la democracia para la Isla, se pueden sentir satisfechos con la decisión adoptada por la Unión Europea y aplauden su contenido. Reafirmar la Posición Común y mantener su vigencia es un respaldo definitivo a los luchadores por las libertades y el pluralismo, que transmite a la cúpula dirigente castro raulista: ustedes ya no son el futuro de Cuba, vayan abriendo paso a las nuevas generaciones.
Sin embargo, Moratinos no parece conforme. Su objetivo en todo este período de tiempo ha sido mantener en vilo un escenario, el de la tensión de la Unión Europea con Cuba, que supone lanzar un órdago en clave política interna española, justo en un momento en que los socialistas de Zapatero ven como IU se eleva hasta un 7,5% del voto válido en diversas encuestas y se convoca una huelga general por parte de los sindicatos a la política que el gobierno debe adoptar para corregir la actual situación de crisis económica.
Detrás de esta actitud de Moratinos, existe un error de concepto. Creer que el régimen castrista cuenta con apoyos en la izquierda democrática española, y de ahí, conseguir un puñado de votos cruciales para 2012. Se equivoca.
En mi opinión, Moratinos utiliza la Posición Común como un reclamo a esos sectores de la izquierda que ya han abandonado al PSOE por su incapacidad para generar empleo y estabilidad, sin comprender que son precisamente esos sectores de la izquierda los que sienten una mayor vergüenza y repugnancia por lo que sucede en Cuba, con el régimen de inspiración comunista. No en vano, hace unas semanas los actores y representantes de diversos sectores de la izquierda que históricamente habían soñado con el paraíso de los hermanos Castro, han roto definitivamente la relación, mostrando su desprecio tras la muerte de Orlando Zapata en prisión.
Por ese motivo, la batalla del “quijote Moratinos” contra los “molinos de viento de septiembre” me parece perdida también de antemano. Es ciertamente lamentable que el ministro de exteriores del gobierno democrático de España haya puesto como ejemplo de que es posible el diálogo con el castrismo las negociaciones de la Iglesia católica con la cúpula del régimen que han empezado a dar sus primeros frutos en forma de liberación de presos en grave estado o acercamiento de presos a cárceles próximas a las familias. Una opción estrictamente humanitaria, que ya he tenido la ocasión de cuestionar en otro sitio, no se debe confundir con la Posición Común del conjunto de naciones más democráticas del mundo con una despreciable dictadura comunista en la que nadie, salvo Moratinos, cree ya.

lunes, 7 de junio de 2010

38 detenidos en La Habana: continúa la represión castrista

La semana pasada, el régimen castrista volvió a mostrar su peor cara al exterior. Sin preocuparle lo más mínimo el contenido de las conversaciones celebradas en Madrid entre parlamentarios de Estados Unidos y de la Unión Europea, el castrismo hizo de las suyas, y envió a varios centenares de agentes del régimen a realizar detenciones de ciudadanos cuyo único fin es el mismo se siempre: atemorizar a la población con una actitud represiva y evitar dos importantes reuniones pacíficas entre opositores.
Para varios analistas y observadores de la realidad política en la Isla, aunque los 38 detenidos fueron puestos en libertad sin cargos en muy poco tiempo, con esta actuación el régimen de los Castro parece apostar por la ruptura de las negociaciones con la Iglesia sobre la situación de los presos políticos.
El denunciante de los hechos ocurridos en La Habana, Héctor Palacios, líder de la agrupación opositora Unidad Liberal de la República de Cuba, confirmó que entre el jueves y el viernes se produjeron las detenciones de estas personas que iban a participar en sendas reuniones, una de su grupo, y otra de Agenda para la Transición Cubana.
Palacios, en declaraciones al diario El Nuevo Herald, señaló que la campaña de detenciones desatada por la seguridad del Estado no sólo mostró una cotundencia inusitada, sino que“fue como en tiempos de guerras”.
Coincido con Héctor Palacios en su planteamiento.
A la luz de los hechos, la eventual voluntad de diálogo sobre la situación de los presos políticos que parecía haber abierto el gobierno de Raúl Castro hacia la Iglesia se ha visto frenada bruscamente. Preso de su propio destino, el máximo responsable del régimen castrista da una de cal y otra de arena, en un intento de ganar tiempo. Tiempo para evitar la asfixia económica y el caos en que se encuentra la economía de la Isla, tiempo para prolongar un sistema que sólo puede continuar manteniendo alto el nivel de represión y de miedo en amplios sectores de la población. Pero estas soluciones parciales o temporales, terminan por estallar, y en algún momento, eso mismo va a suceder en Cuba, si el régimen no se da cuenta del grave error que comete con este tipo de actuaciones represoras.
De un lado, queda mal la cúpula dirigente del país. No me cabe duda que estos sucesos, por ejemplo, van a suponer un duro golpe a Moratinos, en su intento de hacer valer un cambio en la Posición común cuando se produzca la próxima reunión del consejo de la Unión. Es muy posible que, a la vista de lo sucedido, ni se arriesgue a complicar más las cosas a Zapataero. Es difícil dar apoyo político internacional a un régimen que realiza detenciones masivas de personas pacíficas, y que sigue apostando por la represión como carta de presentación ante el resto del mundo. Hasta que este tipo de prácticas no se destierren del día a día en Cuba, y la población perciba la normalidad que supone vivir en un sistema democrático, no van a existir países en el mundo dispuestos a empañar su imagen por defender a una banda de represores descontrolados.
De otro lado, queda mal la Iglesia, empeñada en ofrecer a la cúpula del régimen una salida, una solución a los graves problemas que afronta, y además, en clave cubana, sin interferencias del exterior. Queda mal, porque mientras que en los últimos días, el cardenal Jaime Ortega había anunciado en La Habana que las autoridades cubanas habían trasladado a Félix Navarro, José Luis García Paneque, Iván Adolfo Hernández Carrillo, Diosdado González Marrero, Arnaldo Ramos Lauzurique y Antonio Ramón Díaz Sánchez, encarcelados en la ola represiva de la "Primavera Negra" de 2003, la detención de 38 opositores pacíficos, aun cuando se les pusiera en libertad poco tiempo después, pone de manifiesto que Raúl Castro y su círculo de poder no están instalados en la cultura del diálogo ni de la imposición, y que no van a realizar concesiones a nadie ni por nada.
Todo lo sucedido es alarmante y preocupante. Aunque la detención de opositores y disidentes en algo habitual en Cuba, y las palizas, los actos de repudio, la presencia de matones y violentos que golpean incluso a mujeres indefensas en las calles de La Habana es una práctica habitual del régimen castrista, las detenciones masivas traen a la memoria los sucesos de la Primavera de 2003. Lo dicho, en cualquier momento se puede producir un estallido social que nadie quiere por lo que puede suponer de fin de ciclo dramático para el régimen castrista. En vez de facilitar las condiciones para una transición pacífica a la democracia y construir un futuro de paz y prosperidad, el castrismo mantiene su represión intacta. En algun momento, alguien puede decir basta ya.

jueves, 3 de junio de 2010

Ahora el problema es la "sequía"

Ahora es la sequía. Siempre tiene que existir una justificación para los graves problemas que aquejan a la economía castrista. Cuando no es el embargo, es la deuda y los especuladores. Cuando no es la insolidaridad, es la ambición de riqueza de los poderosos. Nunca la culpa en el ojo propio, siempre en el ajeno. Esta es la forma que un régimen político ha afrontado sus responsabilidades con los ciudadanos a los que dice servir durante más de medio siglo. Y así le han ido las cosas.
Un editorial de Granma atribuye a la sequía la mayor parte de los problemas de la Isla.
Según el autor, Orfilio Peláez, mayo fue un mes "en extremo seco", señala textualmente, "el acumulado nacional de lluvia apenas llegó al 47% de la media histórica mensual. Los embalses solo acopian el 41% de su capacidad".
Todos los países, en mayor o menor medida, se ven afectados por los problemas derivados de las sequías. Bueno, para ser correctos, sólo aquellos que no realizan los deberes que, en materia hidrológica, consisten en realizar inversiones inteligentes y ambiciosas para superar la dependencia del régimen cíclico de lluvias que, aun siendo favorable como sucede en la zona geográfica en la que se encuentra Cuba, en ocasiones pueden variar las circunstancias y tornarse más seco.
Es cierto que en Cuba se ha instalado un proceso de sequía desde noviembre de 2008, que ha podido intensificarse durante el pasado año 2009"clasificado como el cuarto de menos lluvia en los últimos 109 años".
Pero estos problemas actuales podrían haber sido prevenidos por el régimen desde hace décadas.
Un gobierno que no escatima esfuerzos en planificar, coordinar, controlar y ejercer todo tipo de intervenciones e injerencias en los asuntos económicos, no ha sido capaz de resolver los problemas de falta de agua. La parálisis de las inversiones públicas en Cuba, que se refleja en el bajo indice que registra la formación bruta de capital sobre el PIB (el más bajo de toda América Latina) muestra la incapacidad del régimen castrista para desarrollar programas de infraestructuras a medio y largo plazo.
Como si el horizonte temporal fuera muy corto, el castrismo no suele tomar decisiones que suponen movilizar recursos a largo plazo en favor de la mejora de las infraestructuras. Y ahora, cuando aparecen los problemas, recurre a la movilización, al racionamiento y al control. El autor señala que "esta tensa situación con la baja disponibilidad de agua exige que la población y las entidades económicas refuercen el control sobre el gasto de tan preciado recurso, velando por su uso racional y óptimo, además de la aplicación de soluciones locales para mitigar sus efectos, ante la anormal situación que puede provocar escasez en el consumo". Más privaciones para un pueblo acostumbrado a la escasez crónica de todo.
Lo peor de todo no es el impacto que tiene sobre la población la existencia de una pésima red de suministros y de abastecimientos urbanos, o la ausencia de plantas de reciclado de las aguas o de salinizadoras, e incluso presas o trasvases. No es el problema. La cuestión es que la sequía puede agravar la tradicional improductividad e ineficiencia del sistema productivo comunista en la agricultura, provocando más escasez, miseria y penurias a una población cada vez mas abatida. Y por último, aunque no por ello menos importante, precios más elevados que aumentarán las exigencias de gasto público de intervención. Malos augurios para la economía del régimen castrista. Como siempre, es algo que no cambia.