Los motivos de este Blog

La situación política y social en Cuba a partir del 23 de febrero de 2010 marca un antes y un después.
Un gobierno no pueder dejar que un ciudadano muera por inanición y malos tratos en prisión.
La muerte de Orlando Zapata Tamayo ha dejado al régimen castrista sin justificación alguna para perpetuarse en el poder, ha roto el entramado de cambios en las relaciones internacionales (como la Posición Común) y muestra que los viejos revolucionarios van a morir matando.
Cualquier aportación para conseguir que Cuba no se convierta en un baño de sangre, será fundamental.
Yo apuesto por una transición pacífica a la democracia y la economía libre. A ello dedicaré estas reflexiones.

lunes, 14 de junio de 2010

La Unión Europea da portazo a la propuesta de Moratinos

Una vez que la Unión Europea ha dado portazo a la iniciativa del ministro español Moratinos de cuestionar la Posición Común, que es la estrategia de los 27 con la dictadura castrista desde hace 14 años, el infatigable ministro vuelve a la carga y consigue el mandato de sus socios comunitarios para continuar el diálogo con La Habana, con vistas a hacer un nuevo balance en septiembre y, posiblemente, levantar la Posición Común europea hacia la Isla.
Tres meses más para nada, como tendré ocasión de exponer. Es cierto que la Unión Europea no ha aprobado conclusiones sobre Cuba en la reunión de este pasado lunes, como cabía esperar. Pero ésto, lejos de considerarse una victoria por parte de Moratinos, supone reafirmar el contenido básico de la Posición Común que consiste en trasladar a la dictadura castrista un mensaje muy nítido: haga cambios y yo modificaré mi política hacia usted. Por lo tanto, la Unión Europea se limita a constar lo que es evidente: mientras que en la Isla no se produzcan cambios y un mayor respeto a las libertades y los derechos humanos, todo debe seguir igual.
Los demócratas cubanos, tanto los que luchan dentro de la Isla como los que defienden desde el exilio la libertad y la democracia para la Isla, se pueden sentir satisfechos con la decisión adoptada por la Unión Europea y aplauden su contenido. Reafirmar la Posición Común y mantener su vigencia es un respaldo definitivo a los luchadores por las libertades y el pluralismo, que transmite a la cúpula dirigente castro raulista: ustedes ya no son el futuro de Cuba, vayan abriendo paso a las nuevas generaciones.
Sin embargo, Moratinos no parece conforme. Su objetivo en todo este período de tiempo ha sido mantener en vilo un escenario, el de la tensión de la Unión Europea con Cuba, que supone lanzar un órdago en clave política interna española, justo en un momento en que los socialistas de Zapatero ven como IU se eleva hasta un 7,5% del voto válido en diversas encuestas y se convoca una huelga general por parte de los sindicatos a la política que el gobierno debe adoptar para corregir la actual situación de crisis económica.
Detrás de esta actitud de Moratinos, existe un error de concepto. Creer que el régimen castrista cuenta con apoyos en la izquierda democrática española, y de ahí, conseguir un puñado de votos cruciales para 2012. Se equivoca.
En mi opinión, Moratinos utiliza la Posición Común como un reclamo a esos sectores de la izquierda que ya han abandonado al PSOE por su incapacidad para generar empleo y estabilidad, sin comprender que son precisamente esos sectores de la izquierda los que sienten una mayor vergüenza y repugnancia por lo que sucede en Cuba, con el régimen de inspiración comunista. No en vano, hace unas semanas los actores y representantes de diversos sectores de la izquierda que históricamente habían soñado con el paraíso de los hermanos Castro, han roto definitivamente la relación, mostrando su desprecio tras la muerte de Orlando Zapata en prisión.
Por ese motivo, la batalla del “quijote Moratinos” contra los “molinos de viento de septiembre” me parece perdida también de antemano. Es ciertamente lamentable que el ministro de exteriores del gobierno democrático de España haya puesto como ejemplo de que es posible el diálogo con el castrismo las negociaciones de la Iglesia católica con la cúpula del régimen que han empezado a dar sus primeros frutos en forma de liberación de presos en grave estado o acercamiento de presos a cárceles próximas a las familias. Una opción estrictamente humanitaria, que ya he tenido la ocasión de cuestionar en otro sitio, no se debe confundir con la Posición Común del conjunto de naciones más democráticas del mundo con una despreciable dictadura comunista en la que nadie, salvo Moratinos, cree ya.

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