Los motivos de este Blog

La situación política y social en Cuba a partir del 23 de febrero de 2010 marca un antes y un después.
Un gobierno no pueder dejar que un ciudadano muera por inanición y malos tratos en prisión.
La muerte de Orlando Zapata Tamayo ha dejado al régimen castrista sin justificación alguna para perpetuarse en el poder, ha roto el entramado de cambios en las relaciones internacionales (como la Posición Común) y muestra que los viejos revolucionarios van a morir matando.
Cualquier aportación para conseguir que Cuba no se convierta en un baño de sangre, será fundamental.
Yo apuesto por una transición pacífica a la democracia y la economía libre. A ello dedicaré estas reflexiones.

viernes, 23 de abril de 2010

Cuba: elecciones del 25 de abril, de la sociedad de la información a las palomas mensajeras

El próximo domingo 25 de abril 8.468.144 cubanos han sido llamados por el régimen comunista a participar en las elecciones a delegados de las Asambleas Municipales del Poder Popular, instrumento de control político del partido único en los ayuntamientos y circunscripciones más próximas a los ciudadanos.
En cualquier país del mundo, el poder municipal, por su proximidad a la población, y por la amplia variedad de bienes y servicios que suministra de alto impacto sobre el bienestar y calidad de vida de la población, resulta fundamental para la solidez de un sistema político.
En Cuba, esas asambleas son un instrumento correa de manejo del sistema del partido único, cuya finalidad primordial es asegurar el orden establecido, que todo funcione de acuerdo con las directrices que emanan de la cúpula del régimen. Desde esta perspectiva, el interés de los resultados de esta convocatoria, es muy limitado, y son muchos los observadores y analistas independientes de la realidad social y política cubana que piensan que estas elecciones son una auténtica farsa y una muestra más del desprecio de los hermanos Castro por la democracia liberal y plural que existe en la mayoría de países del mundo. El interés de los cubanos todavía, si cabe, es menor.
Tanto es así, que sólo puede calificarse de vergonzoso el proceso de elección de los candidatos que finalmente se presentan a los votantes el próximo domingo 25 de abril. Nominados en esas asambleas nocturnas, casi clandestinas, de vecindario, en las que se ha cerrado sistemáticamente el paso a cualquier representante de la oposición o de la disidencia, e incluso, según nos informan de la Isla, a quiénes han optado por la nacionalidad española aprovechando la ley de memoria histórica, los candidatos son elegidos para desempeñar al 100% el cometido que la organización monolítica comunista les va a encargar.
En Granma se han hecho eco del esfuerzo arduo y minucioso de compatibilización y revisión del censo de electores, en el que han participado las oficinas del Carné de Identidad y el Registro de Población en cada demarcación y las autoridades electorales con la activa colaboración de los encargados de esta tarea en las organizaciones de masas de la comunidad. Una tarea para la que, no me cabe la menor duda, el sistema de control político del régimen está muy bien preparado, aunque luego no sepan producir boniatos o malanga y la población pase todo tipo de escaseces.
Conviene recordar, además, que en el Registro de Electores que se va a utilizar el próximo domingo, las inscripciones son de oficio, por lo que ningún ciudadano tiene que realizar trámite alguno para estar incluido. Nada que cuestionar, ya que esta es norma más que habitual en cualquier país democrático del mundo. Este Registro, señala Granma, “es de carácter público y se actualiza permanentemente a partir de las informaciones suministradas por las diversas instituciones responsabilizadas con las inclusiones o exclusiones previstas en la ley”. Me gustaría saber, por ejemplo, qué ocurre con los cubanos que residen en el exterior, por ejemplo; o los que están realizando temporalmente estudios, o incluso, aquellos que cambian de residencia en la Isla, cosa poco frecuente.
Otro aspecto que llama la atención es la apuesta por las modernas tecnologías de la sociedad de la información en estos comicios, y su contrapunto cubano en el uso de palomas mensajeras para trasladar el resultado de las votaciones. A mí me da gracia.
Por supuesto, que nada de voto electrónico ni de avances en esta materia. El esfuerzo se ha realizado en la comunicación de resultados. De un lado, se comenta que en la sede de la Comisión Electoral Nacional se ha creado un sitio en internet www.eleccionesencuba.com con información relativa a la Constitución de la República, la Ley Electoral y sus Reglas Complementarias, decretos leyes, informaciones y artículos periodísticos, gráficas y otros materiales de consulta. Ya veremos cuánta gente consulta esa web para ir a votar.
De otro lado, Elena, un sistema elaborado por la Empresa Nacional de Desarrollo de Software, DESOFT, para observar la información durante el proceso electoral, también en soporte web. Esta aplicación funciona como herramienta de apoyo al trabajo de las comisiones electorales, desde las municipales hasta la nacional.
De ese modo, la Comisión Electoral Nacional puede evaluar cómo se desenvuelve el proceso electoral en el país en tiempo real con la facilidad de obtener información desde todos los niveles. Y para ello, nada mejor que contar con DESOFT, el monopolista de la producción de software en Cuba, como no podría ser de otro modo. Ya sabemos cómo se adjudica el contrato, y en qué condiciones.
Particularmente, pienso que es bueno que se haya producido en Cuba este avance de las tecnologías de la información y la comunicación, porque creo que es un sector de futuro en la Isla democrática. Cuanto más se avance en esta materia, y mejor formados estén los cubanos en el uso de la red de redes, más fácil será acercar a una población acostumbrada a la escasez estructural, la gama de bienes y servicios que están disponibles en la red de redes, de forma rápida y eficiente.
Junto a Elena, el régimen también ha preparado otros medios de apoyo al sistema de comunicaciones durante el proceso electoral. La Federación de Radioaficionados de Cuba, por ejemplo, se hallará en aquellos lugares donde las vías convencionales —teléfono, fijo y móvil, correo electrónico— no lleguen, no tengan una presencia fuerte o segura, y como una alternativa para evacuar el tráfico de ese lugar. Para ello, más de 460 radioaficionados se preparan en todo el país para participar el proceso electoral.
Y por último, pero no menos importante, la Federación Colombófila de Cuba, aporta su granito de arena, ya que miles de “palomas” estarán listas para garantizar las comunicaciones en caso de que sean necesarias. El presidente de esta Federación dice a Granma que “allí donde otros medios no alcancen o puedan fallar, constituirán la vía para que cada parte llegue a su destino el día de las elecciones. Sobre todo en las zonas montañosas, su empleo será fundamental”.
Díganme si esto no es un episodio para enmarcar. Qué lástima que el resultado de las elecciones sea tan poco democrático, y que apenas contribuya al futuro del país, a mejorar las condiciones de la población y a avistar la luz de un oscuro túnel de miseria comunista.

miércoles, 21 de abril de 2010

La guerra contra la corrupción de los comunistas cubanos: verdad o mentira

El Gobierno de Cuba ha iniciado una auditoría en 742 empresas de la isla, el 20% del total, movilizando a 3.895 profesionales, técnicos y estudiantes para analizar el estado del control de las entidades, su nivel de eficiencia y los eventuales problemas que presenten.
Y lo primero que hay que preguntarse es ¿por qué? y ¿para qué? Respuestas parecen existir para las dos cuestiones.
El por qué, se realiza en un momento económico muy complicado, en el que todos los indicadores disponibles apuntan al desastre a corto plazo, y además dominado por una acumulación, sin precedentes, de denuncias de corrupción en numerosas instancias políticas e institucionales del país. Además, la polémica abierta por la muerte de un empresario chileno vinculado con uno de los casos ha hecho despertar la alarma.
El para qué es más difícil de evaluar, pero tampoco admite dudas. Hay que rascar hasta el último centavo de la riqueza generada en el país. El control se realiza para extraer de las empresas todo el valor generado por su actividad y acentuar la presión asfixiante de un régimen ineficiente y burocrático.
Entonces, el castrismo saca a pasear una de las figuras creadas por Raúl Castro desde que llegó al poder en un intento de insuflar nuevos aires a la obsoleta administración comunista. La Contraloría General fue creada el año pasado para “fortalecer la legalidad y la institucionalidad en la isla”, según palabras textuales del mandatario comunista en alguno de sus discursos recientes.
La Contraloría General de Cuba, algo así como una Intervención general de la administración del Estado, durante un mes inspeccionará, sin previo aviso, según señala la nota oficial de Granma, el funcionamiento de 742 entidades de todos los sectores económicos, productivos y de servicios.
Solo en Cuba es posible ver cómo un órgano encargado del control del sector público, puede entrar en la actividad empresarial. Esta misión, en los países de economía de mercado, la cumplen con mayor o menor éxito las empresas de auditoría, cuyo objetivo es reflejar la realidad de las cuentas económicas.
En Cuba, la función auditora de la actividad empresarial la realiza un órgano de la administración del estado, como si se tratase de un universo de funcionarios en el que no queda espacio para la actividad privada mercantil. Además, esa labor de control financiero y de legalidad va acompañada de un control represivo sobre la actividad de las empresas, todas ellas propiedad del estado.
La mezcla de intereses políticos, institucionales, burocráticos, empresariales y de partido en Cuba es de tal magnitud que nadie sabe muy bien cómo aclararse. De ese modo, Gladys Bejarano, vicepresidenta del Consejo de Estado, es a la vez, la contralora general, encargada de ejecutar la "V Comprobación Nacional al Control Interno'', como se denomina a la auditoría.
Y aunque es cierto que el trabajo inspector se desarrolla en una "muestra aleatoria'' de empresas y no en centros de trabajo en los que se hayan producido denuncias o indicios de irregularidades, hay varios indicios de que las aguas bajan revueltas en el castrismo. Así, la semana pasada Raúl Castro llamó a las instituciones a enfrentar el delito con "mayor éxito y coordinación'' y dijo que el Consejo de Estado presta "atención priorizada'' a los órganos de la Fiscalía, los tribunales y a la Contraloría General.
Como si de una moderna caza de brujas se tratara, la corrupción ha saltado a la agenda de preocupaciones de un régimen que sigue sin mostrarse responsable de la muerte de Orlando Zapata y de la huelga de hambre en la que se encuentran un buen número de presos políticos y disidentes. Tal vez en un intento de cambiar el curso del estado de la opinión pública, para desviar la atención de asuntos muy graves, el régimen castrista ha alertado que, "sin un rechazo social a las ilegalidades y a la corrupción, seguirán no pocos enriqueciéndose a costa del sudor de la mayoría, actitud que ataca directamente a la esencia del socialismo''.
Se puede ser más claro, pero es difícil ser más cínico. Inmerso en una creciente campaña de corrupción interna, que tiene su origen en la naturaleza perversa del sistema comunista que gobierna en la Isla durante cinco décadas, la campaña de denuncia contra los delitos de corrupción se ha extendido en los últimos días en varios medios del país, así como entre intelectuales, como el académico cubano Esteban Morales, quien afirmó que la corrupción en el Gobierno es "mucho más peligrosa'' que la disidencia y pone en peligro el futuro de la Revolución. Alertas de este tipo no merecen comentario alguno.
Además, la denuncia de Morales coincidió con el escándalo de la muerte en La Habana del empresario chileno Roberto Baudrand, gerente general de la empresa mixta de Alimentos Río Zaza, quien tenía prohibido salir de Cuba debido a la investigación abierta en esa firma por la Fiscalía Nacional. Todavía está en la mente de muchos cubanos los ceses fulminantes de Pèrez Roque y Lage, tras las imágenes de videos en los que se burlaban de Fidel Castro. Economía, política, partido, administración, burocracia… son demasiadas caras para una misma, y pobre, moneda.

sábado, 10 de abril de 2010

Ideas sobre la transición a la democracia en Cuba

Acaba de ser publicado un libro de Julián Casanova y Carlos Gil Andrés, titulado Historia de España en el siglo XX, de ediciones Ariel, en el que se relatan episodios de la historia más reciente de España. Mención especial merece el capítulo dedicado a la coronación del Rey Juan Carlos, tras la muerte del dictador Franco, y en qué medida, se impuso la transición a la democracia no sin dificultades.
Los cubanos que soñamos para nuestra patria una evolución similar hacia un régimen de libertades, pluralismo y democracia, deberíamos leer este libro.
Algunos de sus pasajes relevan lo difícil que fue todo, y el elemento de improvisación que el proceso de la transición a la democracia en España, tuvo en algunos momentos.
Un proceso, el español, que ha sido calificado de ejemplar, no siempre fue lineal y continuo. Transcribo literalmente "Lo que entonces empezaba no tenía un curso fijo ni un plan determinado. Había tanta ilusión esperanzada y expectación como ambigüedad e incertidumbre. Todo el mundo, dentro y fuera de España, salvo los nostálgicos del espíritu del 18 de julio, reconocía que se iba a abrir una nueva época histórica, que a corto o medio plazo, el cambio político sería inevitable, pero eran muy pocas las coincidencias en torno a la manera de llevar adelante ese proceso, quiénes serían sus protagonistas y cuál sería su alcance y resultado final".
Cambie usted en ese párrafo 18 de julio, por "26 de julio", y se tendrá un paralelismo notable con la situación actual en Cuba.
España lo hizo. Cuba también lo hará. Eso es lo único que sabemos con seguridad. Que el mal creado por la dictadura comunista desaparecerá para siempre, y se abrirá una patria ancha, en la que caben todos, sin distinción de ideologías, pensamiento y opciones. Justo lo contrario de lo que existe actualmente.
El libro es una buena oportunidad para reflexionar y saber que en España, este proceso de transición democrática costó varios puntos de crecimiento económico, un desempleo masivo y el alejamiento de la media europea en términos de renta y riqueza. Pero el esfuerzo finalmente valió la pena, porque surgió una nación mejor, más moderna, competitiva, libre y eficiente. Los cubanos tenemos mucho que aprender. Ahora es nuestro turno.

viernes, 9 de abril de 2010

El castrismo ¿ciego y sordo? No. En absoluto

El castrismo no se mantiene ciego y sordo ante las protestas que emergen de la sociedad civil o en los distintos países del mundo. No sólo están atentos a la situación interna en la Isla, sino también a la reacción internacional de las democracias, sobre todo la Unión Europea, hacia los atropellos cometidos con los presos políticos, los disidentes y las Damas de Blanco.
Que nadie piense que, un régimen que ha dado muestras más que suficientes de su capacidad para sortear momentos especialmente complicados a lo largo de tantos años de existencia, no tiene capacidad para escuchar, analizar y desentrañar el estado de la opinión pública, y aplicar los métodos más convenientes para garantizar su único objetivo: permanecer en el poder.
Quienes piensen que el castrismo no escucha ni ve lo que sucede a su alrededor, está sencillamente, equivocado.
El castrismo sabe muy bien lo que sucede en Cuba. Y actúa de la forma que considera más conveniente para sus objetivos.
Desde hace años, los sistemas de análisis sociológico y de evaluación de la opinión pública dentro de la Isla se han ido especializando y adquiriendo cada vez más capacidad y sofisticación, con estrechos vínculos con la cúpula de poder que dirige el país. El castrismo ha mostrado una extraordinaria habilidad para escudriñar, perseguir, acosar e intimidar a cualquier sector de la sociedad que levantaba su voz, y ha sido capaz de ello, porque previamente contaba con la información necesaria para cortocircuitar cualquier movimiento adverso.
Por ese motivo, no ceden. Y acusan a los presos políticos de mercenarios, y a los disidentes de lacayos al servicio del Imperio. Y atacan a las Damas de Blanco con impunidad en sus protestas pacíficas en las calles de la Habana. Y sacan a los batallones de respuesta rápida para intimidar a los miembros de una familia de opositores. Y mantienen una situación de tensión en la Isla para atemorizar a los sectores de la población, la iglesia, los defensores de derechos humanos, las cooperativas independientes, los profesionales organizados, dispuestos a protestar porque ya no aguantan más al régimen. Represión, control y vigilancia, uso del miedo sin límites, son las armas que utiliza la dictadura castrista para enfrentarse a un enemigo peligroso que tiene dentro de la Isla, un enemigo al que, menosprecia, teme y qué duda cabe, pretende extinguir de cualquier modo.
A nivel internacional, las embajadas del régimen han actuado como focos de investigación y análisis continuo de la opinión pública internacional, desplegando iniciativas de forma directa o indirecta, vía apoyo económico a entidades y personas más o menos afines, para reivindicar la gestión de la “revolución”, y en un buen número de casos, recurriendo a la extorsión y el chantaje como medio de doblegar voluntades. Todavía se recuerda la existencia de cámaras de televisión en las calles de La Habana y en los hoteles para grabar escenas de turistas y personajes de cierta relevancia con el objetivo de silenciar sus voces de crítica o protesta.
Por ese motivo, la reacción internacional del régimen es “acusar al Imperio” de poner en marcha una campaña sin precedentes contra la Isla. El embargo se queda pequeño. Ahora se trata de una campaña de aislamiento, hostigamiento y de marcado carácter belicista para acabar con la “revolución”. Y se pide el apoyo expreso de aquellos pocos que todavía defienden el castrismo, como Willy Toledo o Santiago Carrillo, que compara a los presos políticos cubanos con las muertes en Afganistán. Y sin quebrar la voz, se ataca a la Unión Europea, a cualquier país del mundo que se mantiene ético y digno hacia la barbarie del comunismo en Cuba. Ya lo creo que escuchan y actúan.
El dominio de los medios de comunicación social, la prensa, radio y televisión únicas, vinculadas al partido único, al mensaje único que emana directamente del poder omnímodo de los Castro, ha servido para centralizar el pensamiento, la acción y reacción de todos los sectores sociales de la Isla, en torno al régimen. Ese es el gran reto que tienen los disidentes y opositores al régimen dentro de Cuba. No va a resultar fácil actuar contra esa barrera, si previamente no se producen movimientos de transformación. Raúl Castro lo sabe, y por eso, niega de forma sistemática cualquier apertura informativa en la Isla. A la prensa independiente se la criminaliza, a los blogueros simplemente se les considera enemigos de Cuba y se les aplica la legislación penal.
Por todo ello, no conviene pensar que el régimen castrista está ciego o sordo. Es responsable directo de todo lo que está ocurriendo, y de lo que ya ha sucedido, como la muerte en prisión de Orlando Zapata Tamayo. Es culpable de que Fariñas, y otros siete presos y disidentes se mantengan en una huelga de hambre que pone en peligro sus vidas. Pero que han mostrado al mundo, y sobre todo a Moratinos, que sigue convencido de que es necesario hablar con el castrismo para ayudar a los presos políticos, que están firmes en sus convicciones, que son personajes que ya han pasado a la historia de Cuba, y que con su gesta heroica están arrastrando a muchos a una posición en la que nos hemos mantenido durante años: el castrismo no sirve, y hace falta sustituirlo ya por la democracia.